viernes, 25 de diciembre de 2015
Karl Marx en José Antonio
Cualquiera que se acerque con un mínimo de interés a la atractiva figura de José Antonio Primo de Rivera como hombre de política, habrá podido observar la radical evolución ideológica que sufrió, en tan solo 3 años, desde la fundación de Falange Española en 1933 hasta su muerte en la cárcel de Alicante en 1936, el Marqués de Estella. Una evolución ideológica que fue propiciada, según algunos, por la escisión de Ramiro Ledesma Ramos de Falange Española de las JONS en 1935 y las lecturas de distintos sindicalistas revolucionarios y la de algunos de los "no conformistas" franceses de la época.
Y si en esta evolución en el pensamiento de José Antonio hubo un filósofo, político o ideólogo que lo influenció marcadamente, ese fue, sin ningún género de dudas, Karl Marx -o Carlos Marx como él prefería llamarlo-. En sus dos últimos años de vida, de 1935 a 1936, se pudo ver reflejado de forma más clara, en sus diversos discursos, las influencias, a parte del ya mencionado Marx, de Ramiro Ledesma Ramos, Ortega y Gasset y los sindicalistas George Sorel y Hubert Lagardelle. Conocida es ya la relación de gran amistad que mantenía José Antonio con el líder sindicalista Ángel Pestaña o sus palabras en 1936 en las que decía que "Donde Falange logrará más pronto avivar las corrientes de simpatía es en las filas del viejo sindicalismo revolucionario español". (1)
Si bien es verdad que en la Falange más embrionaria y en los primeros pasos de José Antonio en ésta se puede observar un marcado antimarxismo considerado por algunos como un "residuo" de su pasado monárquico y reaccionario, esta característica fue progresivamente desapareciendo y llegó a declarar en el diario La Voz de Madrid el 14 de febrero de 1936: "Los antialgo, sea lo que sea este algo, se me presentan imbuidos de reminiscencia del señoritismo español, que se opone irreflexiva, pero activamente, a lo que él no comparte. No soy ni antimarxista siquiera, ni anticomunista, ni... antinada. Los anti están desterrados de mi léxico como si fueran tapones para las ideas".
Pese a lo que generalmente se cree, Primo de Rivera no citaba a Marx exlucivamente para descalificarlo a él, a su pensamiento y a sus camaradas sino que reconoció en él, al hombre que supo preveer con una cierta exactitud las consecuencias de un sistema, el capitalismo, y criticarlo. Un sistema que ambos -tanto Jośe Antonio como Marx- consideraban injusto e inhumano y al que ambos criticaron con dureza. Tanto es así que en 1935 José Antonio diría, "Desde el punto de vista social va a resultar que, sin querer, voy a estar de acuerdo en más de un punto con la crítica que hizo Carlos Marx. Como ahora, en realidad desde que todos nos hemos lanzado a la política, tenemos que hablar de él constantemente; como hemos tenido todos que declararnos marxistas o antimarxistas, se presenta a Carlos Marx, por algunos –desde luego, por ninguno de vosotros–, como una especie de urdidor de sociedades utópicas. Incluso en letras de molde hemos visto aquello de "Los sueños utópicos de Carlos Marx". Sabéis de sobra que si alguien ha habido en el mundo poco soñador, éste ha sido Carlos Marx: implacable, lo único que hizo fue colocarse ante la realidad viva de una organización económica, de la organización económica inglesa de las manufacturas de Manchester, y deducir que dentro de aquella estructura económica estaban operando unas constantes que acabarían por destruirla. Esto dijo Carlos Marx en un libro formidablemente grueso; tanto, que no lo pudo acabar en vida; pero tan grueso como interesante, esta es la verdad; libro de una dialéctica apretadísima y de un ingenio extraordinario; un libro, como os digo, de pura crítica, en el que, después de profetizar que la sociedad montada sobre este sistema acabaría destruyéndose, no se molestó ni siquiera en decir cuándo iba a destruirse ni en qué forma iba a sobrevenir la destrucción. No hizo más que decir: dadas tales y cuales premisas, deduzco que esto va a acabar mal; y después de eso se murió, incluso antes de haber publicado los tomos segundo y tercero de su obra; y se fue al otro mundo (no me atrevo a aventurar que al infierno, porque sería un juicio temerario) ajeno por completo a la sospecha de que algún día iba a salir algún antimarxista español que le encajara en la línea de los poetas. Este Carlos Marx ya vaticinó el fracaso social del capitalismo sobre el cual estoy departiendo ahora con vosotros. Vio que iban a pasar, por lo menos, estas cosas: primeramente, la aglomeración de capital. Tiene que producirla la gran industria. La pequeña industria apenas operaba más que con dos ingredientes: la mano de obra y la primera materia. En las épocas de crisis, cuando el mercado disminuía, estas dos cosas eran fáciles de reducir: se compraba menos primera materia, se disminuía la mano de obra y se equilibraba, aproximadamente, la producción con la exigencia del mercado; pero llega la gran industria; y la gran industria, aparte de ese elemento que se va a llamar por el propio Marx capital variable, emplea una enorme parte de sus reservas en capital constante; una enorme parte que sobrepuja, en mucho, el valor de las primeras materias y de la mano de obra; reúne grandes instalaciones de maquinaria, que no es posible en un momento reducir. De manera que para que la producción compense esta aglomeración de capital muerto, de capital irreducible, no tiene más remedio la gran industria que producir a un ritmo enorme, como produce; y como a fuerza de aumentar la cantidad llega a producir más barato, invade el terreno de las pequeñas producciones, va arruinándolas una detrás de otra y acaba por absorberlas. Esta ley de la aglomeración del capital la predijo Marx, y aunque algunos afirmen que no se ha cumplido, estamos viendo que sí, porque Europa y el mundo están llenos de trusts, de Sindicatos de producción enorme y de otras cosas que vosotros conocéis mejor que yo, como son esos magníficos almacenes de precio único, que pueden darse el lujo de vender a tipos de dumpimg, sabiendo que vosotros no podéis resistir la competencia de unos meses y que ellos en cambio, compensando unos establecimientos con otros, unas sucursales con otras, pueden esperar cruzados de brazos nuestro total aniquilamiento. Segundo fenómeno social que sobreviene: la proletarización. Los artesanos desplazados de sus oficios, los artesanos que eran dueños de su instrumento de producción y que, naturalmente, tienen que vender su instrumento de producción porque ya no les sirve para nada; los pequeños productores, los pequeños comerciantes, van siendo aniquilados económicamente por este avance ingente, inmenso, incontenible, del gran capital y acaba incorporándose al proletariado, se proletarizan. Marx lo describe con un extraordinario acento dramático cuando dice que estos hombres, después de haber vendido sus productos, después de haber vendido el instrumento con que elaboran sus productos, después de haber vendido sus casas, ya no tienen nada que vender, y entonces se dan cuenta de que ellos mismos pueden una mercancía, de que su propio trabajo puede ser una mercancía, y se lanzan al mercado a alquilarse por una temporal esclavitud. Pues bien: este fenómeno de la proletarización de masas enormes y de su aglomeración en las urbes alrededor de las fábricas es otro de los síntomas de quiebra social del capitalismo. Y todavía se produce otro, que es la desocupación[...]". (2)
Para meses más tarde, añadir, "Pero hay otra cosa: como la cantidad de productos que pueden obtenerse, dadas ciertas medidas de primera materia y trabajo, no es susceptible de ampliación; como no es posible para alcanzar aquella cantidad de productos disminuir la primera materia, ¿qué es lo que hace el capitalismo para cobrarse el alquiler de los signos de crédito? Esto: disminuir la retribución, cobrarse a cuenta de la parte que le corresponde a la retribución del trabajo en el valor del producto. Y como en cada vuelta de la corriente económica el capitalismo quita un bocado, la corriente económica va estando cada vez más anémica y los retribuidos por bajo de lo justo van descendiendo de la burguesía acomodada a la burguesía baja, y de la burguesía baja al proletariado, y, por otra parte, se acumula el capital en manos de los capitalistas; y tenemos el fenómeno previsto por Carlos Marx, que desemboca en la Revolución rusa. Así, el sistema capitalista ha hecho que cada hombre vea en los demás hombres un posible rival en las disputas furiosas por el trozo de pan que el capitalismo deja a los obreros, a los empresarios, a los agricultores, a los comerciantes, a todos los que, aunque no lo creáis a primera vista, estáis unidos en el mismo bando de esa terrible lucha económica; a todos los que estáis unidos en el mismo bando, aunque a veces andéis a tiros entre vosotros. El capitalismo hace que cada hombre sea un rival por el trozo de pan. Y el liberalismo, que es el sistema capitalista en su forma política, conduce a este otro resultado: que la colectividad, perdida la fe en un principio superior, en un destino común, se divida enconadamente en explicaciones particulares. Cada uno quiere que la suya valga como explicación absoluta, y los unos se enzarzan con los otros y andan a tiros por lo que llaman ideas políticas. Y así como llegamos a ver en lo económico, en cada mortal, a quien nos disputa el mendrugo, llegamos a ver en lo político, en cada mortal, a quien nos disputa el trozo de poder, la parte de poder que nos asignan las constituciones liberales. He aquí por qué, en lo económico y en lo político, se ha roto la armonía del individuo con la colectividad de que forma parte, se ha roto la armonía del hombre con su contorno, con su patria, para dar al contorno una expresión que ni se estreche hasta el asiento físico ni se pierda en vaguedades inaprehensibles. Perdida la armonía del hombre y la patria, del hombre y su contorno, ya está herido de muerte el sistema". (3)
Además de aceptar, como era de esperar, las teorías marxistas sobre el devenir del capitalismo -¿Acaso no se han cumplido la gran mayoría, si no todas, las "profecías" marxistas sobre el capitalismo?- José Antonio recogió de Marx, también, la crítica a la propiedad capitalista. Prueda de ello fueron aquellas palabas de Primo de Rivera en 1935,"Pensad a lo que ha venido a quedar reducido el hombre europeo por obra del capitalismo. Ya no tiene casa, ya no tiene patrimonio, ya no tiene individualidad, ya no tiene habilidad artesana, ya es un simple número de aglomeraciones. [...] La propiedad capitalista es fría e implacable: en el mejor de los casos, no cobra la renta, pero se desentiende del destino de los sometidos. [...]mientras que ahora se muere un obrero y saben los grandes señores de la industria capitalista que tienen cientos de miles de famélicos esperando a la puerta para sustituirle. Una figura, en parte torva y en parte atrayente, la figura de Carlos Marx, vaticinó todo este espectáculo a que estamos asistiendo, de la crisis del capitalismo. Ahora todos nos hablan por ahí de si son marxistas o si son antimarxistas. Yo os pregunto, con ese rigor de examen de conciencia que estoy comunicando a mis palabras: ¿Qué quiere decir el ser antimarxista? ¿Quiere decir que no apetece el cumplimiento de las previsiones de Marx? Entonces estamos todos de acuerdo. ¿Quiere decir que se equivocó Marx en sus previsiones? Entonces los que se equivocan son los que le achacan ese error. Las previsiones de Marx se vienen cumpliendo más o menos de prisa, pero implacablemente. Se va a la concentración de capitales; se va a la proletarización de las masas, y se va, como final de todo, a la revolución social, que tendrá un durísimo período de dictadura comunista. [...]también el capitalismo es internacional y materialista. Por eso no queremos ni lo uno ni lo otro; por eso queremos evitar –porque creemos en su aserto– el cumplimiento de las profecías de Carlos Marx. Pero lo queremos resueltamente; no lo queremos como esos partidos antimarxistas que andan por ahí y creen que el cumplimiento inexorable de unas leyes económicas e históricas se atenúa diciendo a los obreros unas buenas palabras y mandándoles unos abriguitos de punto para sus niños. Si se tiene la seria voluntad de impedir que lleguen los resultados previstos en el vaticinio marxista, no hay más remedio que desmontar el armatoste cuyo funcionamiento lleva implacablemente a esas consecuencias: desmontar el armatoste capitalista que conduce a la revolución social, a la dictadura rusa. Desmontarlo, pero ¿para sustituirlo con qué?[...]". (4)
Porque como decía Adriano Gómez Molina, en el pensamiento de José Antonio, "La plusvalía es una columna vertebral del análisis marxista del capitalismo. La inclusión de la plusvalía en el programa de la Falange se sitúa junto a otras propuestas de porte izquierdista, pero entraña una importancia suprema. A pesar de su gran calado ha quedado desvaída. Cuando se habla de la radicalización de José Antonio, que ciertamente se produjo, no se suele enfatizar la asignación de la plusvalía al trabajo. Pero es ahí en donde está la radicalización decisiva, muy por encima de la nacionalización de la banca, de la sindicalización de la economía o de la «reinstalación revolucionaria del pueblo campesino»". (5)
No he creído necesario profundizar en la aclaración de que, pese a la fuerte influencia de Karl Marx en José Antonio, éste no fue nunca marxista ni aceptó nunca las soluciones propuestas por los marxistas ante el capitalismo.
Por otra parte, sí veo necesario aclarar, que pese a ver en el marxismo un enemigo, José Antonio -prueba de ello es lo anteriormente expuesto- no combatió dialécticamente al marxismo desde una óptica conservadora y reaccionaria sino revolucionariamente, desde una óptica nacionalista alejada, claro está, de toda rémora zarzuelera y reaccionaria.
Para terminar, citar de nuevo a José Antonio Primo de Rivera, "Pero hay algo más que hacer que oponerse al marxismo. Hay que hacer a España. Menos "abajo esto", "contra lo otro", y más "arriba España", "por España, una, grande y libre", "por la Patria, el pan y la justicia". (6)
Por Mario Montero
Notas:
(1) Contestaciones que José Antonio dio a las preguntas que le remitió el periodista Ramón Blardony, por intermedio del enlace Agustín Pelaéz, en Alicante, el 16 de Junio de 1936.
(2) Conferencia pronunciada en el Círculo Mercantil de Madrid, el 9 de Abril de 1935.
(3) Discurso de clausura del II Consejo Nacional de la Falange, pronunciado en el Cine de Madrid el 17 de Noviembre de 1935.
(4) Discurso pronunciado en el Cine de Madrid, el 19 de Mayo de 1935.
(5) Adriano Gómez Molina, El Catoblepas, número 101.
(6) Discurso pronunciado en el Teatro Norba de Cáceres, el 19 de Enero de 1936.
jueves, 24 de diciembre de 2015
La Europa-estado y la Europa-nación se harán contra los USA
Jean Thiriart en un acto de la organización paneuropea "Jeune Europe"
La construcción europea nacida del tratado de Roma (25 de Marzo de 1957) debe conducir al Europa-Estado. Es una construcción válida, indispensable y no deberíamos rechazarla por su caracter técnico en nombre del sentimentalismo. La Europa del Mercado Común es positiva. Pero está limitada en sus ambiciones. Apunta a la puesta en marcha de estructuras estatales. Es a la vez mucho y poco. Europa no estará terminada hasta que no sea a la vez estado y nación, es decir estructuras y conciencias.
Somos históricamente los primeros, y los únicos, en haber exprimido la voluntad de realizarla. Nuestra corriente comunitarista es la fuente de donde brotó por primera vez el concepto de nacionalismo europeo. Este es esencialmente diferente, de hecho es diametralmente opuesto al de las Europas hegemónicas (Europa francesa de Bonaparte o de Gaulle y Europa alemana de Hitler) y al de la Europa de las patrias. La diferencia entre Europa-Estado y Europa-Nación es la que existe entre lo inorgánico y lo orgánico, entre la materia y la vida, entre la química y la biología, entre el átomo y la célula.
LA TRAICIÓN DE LOS OFICIALISTAS
Todos los gobiernos europeos occidentales han salido de los furgones anglosajones de 1945. Son los colaboradores de los ocupantes, directamente o por adhesión. Desde entonces las construcciones políticas europeas de los oficialistas están hipotecadas por nuestros ocupantes. La prueba de esta hipoteca, de esta traición, está por todas partes, pero de modo formal y claro en un documento oficial del “Parlamento europeo” (sic): “La Unión Europea tiene como misión la de promover la unidad de Europa”
Muy bien, perfecto. Pero un poco más abajo leemos:
“… La adopción de una política de defensa común, en el cuadro de la Alianza Atlántica, contribuyendo al fortalecimiento de la Alianza Atlántica”.
Ahí está la confesión, muy explícita. La confesión de que esta “Europa” no es más que un apéndice del imperialismo americano, porque la Alianza Atlántica es un tiburón americano rodeado de caballas europeas oficialistas. La Europa oficial no logra construirse porque está enredada en la contradicción formal, hacer una nación que al principio mismo reconoce depender de otra. Tontería, hipocresía.
EUROPA DEBERÁ HACERSE CONTRA LOS ESTADOUNIDENSES
Una nación se define particularmente en lo que le diferencia con las otras, en su estilo, en sus intenciones, en sus intereses. Aquellos que pretenden construir Europa y que simultáneamente encuentran en los Estados Unidos un modelo perfecto de sociedad, modelo que hay sólo que copiar, y que consideran que cada guerra americana es tambien la nuestra, están en contradicción con ellos mismos. ¿Porqué construir Europa si los EE.UU son perfectos? Que extiendan los Estados Unidos, sería más lógico. La camarilla de pretendidos “europeos” que cada noche se acuestan rezando hacia Washington haría mejor en proponer a Inglaterra como el estado número 51 de los Estados Unidos, a Alemania como el 52, a Italia como el 53. Porque esa es la realidad.
Hay una contracción absoluta, forma, conceptual, entre el hecho de ser europeo y el hecho de ser pro-americano. Aquel que se diga pro-americano es enemigo de Europa, ya sea un socialdemócrata o algún bobo de la extrema-derecha.
Aquel que colabore con los americanos es un traidor a Europa
EUROPA SIN RIESGOS: IDIOTEZ
Algunos pretendidos intelectuales, a veces bienintencionados, esperan hacer una Europa por medios pacíficos, razonables. Es un sueño. La historia se hace con las convulsiones, con los combates, con el esfuerzo y el sacrificio. Una nación se hace, particularmente, contra alguna cosa, contra sus enemigos. No sólo los Estados Unidos son históricamente los enemigos de la Europa naciente sobre el plano objetivo, sino que deben serlo sobre el plano psicológico también. Una nación necesita enemigos para hacerse, para mantenerse. Vivir frente a los enemigos crea la unidad, crea la salud moral, mantiene el vigor característico. Para nosotros no es cuestión de pedir Europa, sino de tomar Europa. Objetivamente jamás ningún estado hegemónico (como los EE.UU en este momento frente a Europa) ha dado su independencia a sus vasallos; sino que estos la han tenido que conquistar. Italia se hizo contra los austriacos y contra los franceses. Europa se hará contra los americanos. Una nación se forja en el combate y se sella con la sangre. Los riesgos son grandes pero deben ser tomados. La vida es un riesgo permanente. El riesgo debe ser buscado, calculado.
Una Europa sin riesgos es una quimera desmentida por toda la experiencia de la historia.
EL ESCUDO Y EL CALENDARIO
El gran argumento de los filo-americanos vergonzosos es el del “escudo americano”.
¿Qué es el escudo?
Pálida en 1945, convalesciente en 1955, Eurioa está hoyen el plano industrial y económico en plena forma. La protección americana -contra el asalto estalinista- era indispensable en 1948, útil en 1951 (en el espíritu de la época). Hoy en día no es lo mismo. En fábricas, en dinero, en hombres, la Europa occidental no necesita a los americanos. Que se vayan entonces. Ninguna gratitud debe atarnos a ellos. Vinieron a Europa por su interés y no por el nuestro. En 1949 podíamos ser filo-americanos por hipocresía e interés. Hoy en día no.
Sólo la parte occidental de Europa es suficientemente fuerte como para poner fácilmente en pie una fuerza militar susceptible de suprimir cualquier adversario potencial. Todo es querer esta fuerza militar, y querer la unidad política de Europa. Los que dicen que no se puede estar sin los americanos no hacen nada para que se pueda.
El “escudo americano” es la coartada de los cobardes, es la coartada de los perezosos, es la coartada de los impotentes.
La hipócrita construcción americana es la siguiente: dicen, con la boca pequeña, que se irán de Europa cuando seamos lo suficientemente fuertes para defendernos solos, (lo dicen pero no lo piensan) y al mismo tiempo hacen todo lo que sea para que jamás seamos fuertes solos. Esa es la clave de esta vergonzosa mentira.
Los Estados Unidos no quieren vendernos armamento atómico o confiarnoslo en el marco de la OTAN. La OTAN es una estafa (el tiburón y la caballa – ver más arriba) porque hay aliados de primer rango (EE.UU) y aliados de segunda fila (los pequeños países europeos), los primeros teniendo derecho a la bomba y los segundos no.
Los americanos son suficientemente realistas para saber que el fin de su ocupación militar en Europa significaría, seis meses más tarde, el fin de su soberanía política. De ahí que los americanos no contemplen sinceramente su salida.
Los estadounidenses, con razón, no confían en una libre asociación de Europa con USA en un plano de igualdad. Saben que una Europa fuerte, independiente, no será aliada de los EE.UU.
Desde entonces los estadounidenses hacen todo lo posible para ser militarmente indispensables en Europa. La tesis de los colaboradores pro-americanos según la cual no podemos estar sin los americanos es hipócrita, en realidad deberian reconocer que no quieren estar sin los estadounidenses. El argumento del “escudo americano” sólo sería válido en dos condiciones formales:
Ninguno de los dos puntos es respetado, ni lo será. Iré incluso más lejos que este prudente plano. Diría incluso que es deseable que las tropas americanas salgan corriendo antes incluso de que el calendario esté establecido. Cuando Europa tenga miedo, se reforzará. Actualmente Europa es perezosamente cobarde al amparo del “escudo estadounidense”. Para acelerar la concienciación de Europa hay que desear deliberadamente un peligro. Es la necesidad, es la urgencia, es la inminencia que despertaran a Europa. Por lo tanto hay que aceptar y desear los riesgos de un pronto relevo, de un relevo peligroso. Para cimentar Europa, hará falta ponerla parcialmente en peligro. Esto no pasó desapercibido a Francia en 1792…
No se crea una nación con discursos, votos piadosos y banquetes. Se crea una nación con fusiles, con mártires, con peligros comunes. De hecho los filo-americanos son cobardes, gente que no tiene ni ganas de pelearse llegado el caso. Aceptan la humillación de la ocupación americana para no tener que pelear. Es la misma actitud que el de la burguesía francesa durante la ocupación alemana de 1942. Se creían muy listos diciendo que “los alemanes mueren en el frente ruso para proteger nuestras cajas fuertes”. Se creían muy listos pero no se veían cobardes. Otra tradición que no se ha perdido. La misma deshonrosa burguesía que se hacía proteger por el “escudo alemán” en 1942 acepta hoy con complacencia la protección del “escudo americano”. Mientras sus dividendos estén protegidos, están contentos. Ellos tienen miedo físico de la marcha de los estadounidenses, porque estarán solos: nosotros no tenemos miedo. Ese es el abismo que nos separa de la camarilla filo-yankee.
LAS SOLUCIONES GARIBALDIANAS
La unidad italiana se hizo con la ayuda de distintos factores: el idealismo y la magnífica presencia de Mazzini, la epopeya activista de Garibaldi, los cálculos de Cavour. Es un conjunto indisociable. Sobre el plano puramente militar la acción garibaldiana fue insignificante. Sobre el plano histórico fue capital, determinante. Es gracias a Garibaldi que brotó la sangre. Y cuando la sangre brotó, se creó un profundo foso entre el ocupante y el ocupado. Un foso que obligó a todos a tomar partido por o contra el ocupante. Tras las primeras muertes ya no hay lugar para los “sí pero”, los “a lo mejor”.
El fenómeno se pudo verificar en Argelia entre 1954 y 1962. En 1954 algunos argelinos podían defender aun el argumento de la ocupación francesa como “mal menor”. En 1960 ningún argelino podía hacerlo ya. El foso fue cavado por los muertos. Que haya sido artificialmente, deliberadamente, no cambia nada.
Durante la ocupación alemana los comunistas procedieron de este modo. Mataron soldados alemanes inocentes, de un disparo por la espalda. Las autoridades ocupantes cayeron en la trampa: fusilaron franceses igualmente inocentes. La maquinaria se puso en marcha. Aquello no podía terminar que con la eliminación de uno de los dos. Se podía ser expectante en 1940, pero no en 1945.
Cuando Garibaldi tuvo entre sus filas de soldados regulares a sus primeros cien muertos, Italia empezaba a sentirse obligada a terminar el asunto con cañones. Es lo que hizo.
Europa también se construirá contra sus ocupantes. Si el chantaje se hace bien, se hará sin mucha sangre o sin violencia incluso. Pero es probable que el chantaje al principio sea reforzado por “acciones garibaldianas”.
En una muy política duplicidad patriótica, como la de Garibaldi y Cavour, echaremos a los ocupantes. Un revolucionario europeo debe por lo tanto contemplar como una hipótesis de trabajo una eventual lucha armada insurreccional contra el ocupante americano. A aquel que esta hipótesis le de miedo, no es un revolucionario. Tampoco será un nacionalista europeo. Cuando se quiere el fin, se quiere los medios. Cuando queremos a Europa, queremos todos los medios para construirla.
LA EUROPA QUE DEBEREMOS CONSTRUIR NOSOTROS MISMOS
La Europa oficialista tropieza con la construcción europea, ya sea por los rancios micro-nacionalistas o por los filo-yankees. La Europa del tratado de Roma no se terminará ella sola. Debemos construir Europa, hacerla nosotros mismos. Es evidente: Europa ha sido un pretexto de los políticos para hacerse valer. Cada uno de ellos ha calculado qué podía sacar de Europa, ya sea para él como medio publicitario o para su país como ventaja económica egoísta. Cálculos con astucia, mentiras, hipocresías que sitúan a la Europa oficial en un callejón sin salida. Y está así porque sus promotores no tenían la voluntad de construirla. Como mucho lo tenían algunos, pero era un deseo vago y débil.
Es por eso que debemos nosotros mismos construir Europa. Hacerlo a través de un gran partido histórico, a través de un gran PARTIDO PATRIÓTICO NACIONAL-EUROPEO. Hará falta actuar directamente sobre los hechos, eliminar de la escena política a los políticos anti-europeos y convencer a los que dudan aun. Hoy más que nunca estoy convencido de que Europa se construirá con un partido que obligará a construir Europa, con un partido que dará una conciencia de ella misma a Europa, con un partido preparado para las tareas ideológicas o pasionales, legales o ilegales, dialécticas o violentas. Ayer hizo falta el neo-destour para construir Túnez, un Istiqlal para hacer Marruecos, un FLN para hacer Argelia como hace un siglo ha hecho falta un Risorgimento para hacer Italia.
Para parir la Europa-Nación hace falta un partido.
Por Jean Thiriart
sábado, 19 de diciembre de 2015
La «Konservative Revolution»
Pregunta: Por favor, explíquenos qué entiende por el término "Revolución Conservadora" y, si es posible, indíquenos algunas de sus claves ideológicas y de sus figuras fundamentales.
Respuesta: Cuando el compuesto "Revolución Conservadora" fue usado en Europa, fue mayormente en el sentido que le dio Armin Mohler en su famoso libro "Die Konservative Revolution in Deutschland 1918-1932". Mohler dictó una larga lista de autores que rechazaban los pseudo-valores de 1789 (despreciados por Edmund Burke como meros "blue prints"), ensalzaban el rol de la germanidad en la evolución del pensamiento europeo y recogían la influencia de Nietzsche. Mohler evitó las instancias puramente religiosas "conservadoras", fuesen católicas o protestantes.
Para Mohler, el punto esencial de contacto de la "Revolución Conservadora" era una visión no-lineal de la historia, pero no recogió simplemente otra vez la visión cíclica del tradicionalismo. Después de Nietzsche, Mohler creyó en una concepción esférica de la historia. ¿Qué significa esto? Esto significa que la historia no es una simple repetición de los mismos sucesos a intervalos regulares, ni un camino recto que conduzca a la bienaventuranza, al fin de la historia, al Paraíso en la Tierra, a la felicidad, etc., sino que se asemeja a una esfera que puede rodar (mejor dicho, ser empujada) en todas direcciones, acorde con los impulsos que reciba de las personalidades carismáticas, fuertes. Tales personalidades carismáticas dirigen el curso de la historia hacia algunas vías muy particulares, vías que de ningún modo están previamente fijadas por la mano de la providencia. Mohler, en este sentido, nunca creyó en las doctrinas políticas universalistas, sino en las personalidades que las encarnaban. Al igual que Jünger, creía que lo "general" (en su sentido histórico) es residuo de lo "particular". Mohler expresó su visión de las dinámicas particulares usando el muy problemático término de "nominalismo". Para él, "nominalismo" era la expresión certera que quería indicar cómo las fuertes personalidades y sus seguidores eran capaces de abrir nuevas y originales vías en la jungla de la existencia.
Las principales figuras del movimiento fueron Spengler, Moeller van den Bruck y Ernst Jünger (y su hermano Friedrich-Georg). Podemos añadir a este triunvirato los nombres de Ludwig Klages y Ernst Niekisch. Carl Smitt, como abogado católico y constitucionalista, representa otro aspecto importante de la llamada "Revolución Conservadora".
Spengler quedará como el autor de un brillante fresco de las civilizaciones mundiales que inspiró al filósofo británico Arnold Toynbee. Spengler habló de Europa como civilización faústica, cuya mejor expresión fue las catedrales góticas, la interacción de la luz y los colores de las vidrieras, las tormentas de nieve con nubes blancas y grises de muchas pinturas holandesas, inglesas y alemanas. Esta civilización es una aspiración del alma humana hacia la luz y hacia el autocompromiso. Otra importante idea de Spengler es la idea de "pseudo-morfosis": una civilización nunca desaparece completamente tras una decadencia o una conquista violenta. Sus elementos pasan a la nueva civilización que asume su sucesión y reemprende las vías originales.
Moeller van den Bruck fue el primer traductor alemán de Dostoievski. Se dejó influir profundamente por los diarios de Dostoievski, tan llenos de severas críticas al Occidente. En el contexto alemán después de 1918, Moeller van den Bruck abogaba, con argumentos de Dostoievski, por una alianza Rusogermana contra el Oeste. ¿Cómo podían los respetables caballeros alemanes, con una inmensa cultura artística, mostrarse a favor de una alianza con los bolcheviques? Sus argumentos fueron los siguientes: durante toda la tradición diplomática del siglo XIX, Rusia fue considerada el escudo de la reacción contra todas las repercusiones de la Revolución Francesa y contra la mentalidad y los modos revolucionarios.
Dostoievski, un antiguo revolucionario ruso que más tarde admitió que su opción revolucionaria fue un error, consideraba más o menos que la misión de Rusia en el mundo era borrar en Europa los rastros de las ideas de 1789. Para Moeller van den Bruck, la Revolución de Octubre de 1917 solo fue un cambio de ropajes ideológicos: Rusia continuaba siendo, a despecho del discurso bolchevique, el antídoto a la mentalidad liberal de Occidente. Derrotada, Alemania debiera aliarse a esta fortaleza antirrevolucionaria para oponerse al Occidente, que a los ojos de Moeller van den Bruck es la encarnación del liberalismo. El liberalismo, expresa Moeller van den Bruck, es siempre la enfermedad terminal de los pueblos. Tras unas décadas de liberalismo, un pueblo entrará inexorablemente en una fase de decadencia final.
El camino seguido por Ernst Jünger es suficientemente conocido. Empezó como un ardiente soldado y joven galante en la Primera Guerra Mundial, formando en las trincheras parte de los cuerpos de asalto que manejaban la granada de mano con la misma elegancia que los oficiales británicos usaban la fusta. Para Jünger, la Primera Guerra Mundial fue el fin del mundo pequeño burgués del XIX y de la "Belle Epoque", donde todo había de ser "como debía ser", por ejemplo, obrar acorde a los ejemplos ofrecidos por profesores y sacerdotes, como hoy se obra de acuerdo a las autoproclamadas reglas de la "corrección política". Bajo las "tempestades de acero", el soldado se veía reducido a la nada, a su mero y frágil ser biológico, pero esta visión no significó a los ojos de Jünger una excusa para un pesimismo inepto, de miedo y desesperación. Habiendo experimentado el más cruel de los destinos en las trincheras, bajo el bombardeo de miles de piezas de artillería que sacuden la tierra, viendo todo reducido a lo "elemental", el soldado de infantería conoció mejor que otros el cruel destino humano sobre la faz de la tierra. Toda la artificialidad de la vida civilizada urbana apareció de repente como pura impostura.
En la posguerra, Ernst Jünger y su hermano Friedrich-Georg fueron los mejores escritores y periodistas nacional-revolucionarios. Ernst se armó de una buena dosis de cinismo, ironía y serenidad a la hora de observar la vida y los actos humanos. Durante un bombardeo sobre un suburbio parisino, donde las fábricas estaban produciendo material de guerra para el ejército alemán durante la Segunda Guerra Mundial, Jünger se aterrorizó ante la innatural ruta aérea, recta, tomada por las fortalezas aéreas norteamericanas. La linealidad de las rutas aéreas hacia París era la negación de todas las curvas y sinuosidades de la vida orgánica. En la guerra moderna está implícita la destrucción de los devaneos y las serpentinas que caracterizan lo orgánico. Ernst Jünger empezó su carrera como un escritor apologista de la guerra. Después de haber observado las irresistibles arremetidas de los B-17 americanos, se desengañó completamente de los antivalores desplegados en la guerra por la pura técnica.
Después de la Segunda Guerra Mundial, su hermano Friedrich-Georg escribió el primer trabajo teórico crítico al desarrollo de la nueva Alemania en clave ecologista, "Die Perfektion der Technik" (La Perfección de la Técnica). La idea principal de este libro, a mi entender, es la crítica de la "conexión". El mundo moderno es un proceso de intento de conexión de las comunidades humanas y los individuos a grandes estructuras. Este proceso de conexión destruye el principio de libertad. Eres un pobre proletario encadenado si estás "conectado" a una gran estructura, aunque ganes 3000 libras al mes, o más. Eres un hombre libre cuando estás completamente desconectado de esos enormes tacones de acero. En cierto sentido, Friedrich-Georg escribió la teoría que Kerouac experimentó de forma no teórica mediante la elección de la "caída" y del "viaje", convirtiéndose en un cantante vagabundo.
Ludwig Klaes fue otro filósofo de la vida orgánica contra el pensamiento abstracto. Para él, la dicotomía principal se daba entre la Vida y el Espíritu ("Leben und Geist"). La vida se encuentra aplastada por el espíritu abstracto. Klages nació en la Alemania del Norte, pero emigró, como estudiante, a Munich, donde gastó su tiempo libre en las tabernas de Schwabing, el distrito donde se reunían los artistas y los poetas (y donde todavía se reúnen). Fue amigo del poeta Stephan Georg y un estudioso de las más originales figuras de Schwabing, como el filósofo Alfred Schuler, quien creía ser la reencarnación de un colono romano en la Germania de las orillas del Rhin. Schuler tenía un genuino sentido del teatro. Solía disfrazarse con la toga de los emperadores romanos, admiraba a Nerón y montaba representaciones recordando la audiencia del antiguo mundo grecorromano. Pero más allá de su vida de fantasía, Schuler adquirió una importancia cardinal en filosofía por su hincapié en la idea de "Entlichtung", es decir, la desaparición gradual de la Luz desde los tiempos de la antigua Ciudad-Estado griega y la Italia romana. No hay progreso en la historia, sino todo lo contrario, la Luz se va desvaneciendo, al igual que la libertad del ciudadano libre a la hora de elegir su propio destino.
Hannah Arendt y Walter Benjamin, desde la izquierda de la postura conservadora-liberal, se inspiraron en esta idea y la adaptaron a diferentes audiencias. El mundo moderno es el mundo de la completa oscuridad, donde existen pocas esperanzas de encontrar de nuevo períodos donde "ser-iluminados", a menos de dar con personalidades carismáticas, como Nerón, dedicado al arte y a los modos dionisíacos de la vida, que nos introduzcan en una nueva era de esplendor, la cual habría de durar sólo como la bendita estación de la primavera.
Klages desarrolló las ideas de Schuler, quien nunca escribió un libro completo, después de su muerte en 1923, debido a una operación mal preparada. Klages, justo antes de la Primera Guerra Mundial, pronunció un famoso discurso en la colina de Hoher Meissner, en la Alemania central, frente a la asamblea de los "Wandervogel", el movimiento de la juventud. Este discurso tenía en título de "El Hombre y la Tierra", y puede ser visto como el primer manifiesto orgánico-ecologista, claro y compresible, no obstante sus sólidos fondos filosóficos.
Carl Schmitt empezó su carrera como profesor de derecho en 1921, aun cuando vivió hasta la respetable edad de 97 años, escribiendo su último ensayo a los 91 años. No puedo enumerar todos los puntos importantes de la obra de Carl Schmitt en el curso de esta modesta entrevista. Resumámoslos diciendo que Schmitt desarrolló dos ideas fundamentales: la idea de la decisión en la vida política y la idea del "Gran Espacio". El arte de dar forma a la política, el arte de una buena figura política, reside en la decisión, no en la discusión. El líder ha de tomar decisiones en orden a guiar, proteger y desarrollar la comunidad política. La decisión no es dictatorial, como dicen ahora muchos liberales en estos tiempos de la corrección política. Al contrario: una personalización del poder es algo más democrático, en el sentido de que un rey, un emperador o un líder carismático es siempre una persona mortal. El sistema que impone eventualmente no es eterno, terminará muriendo como todo ser humano. Un sistema nomocrático, al contrario, trata de permanecer eterno, incluso cuando los eventos e innovaciones contradigan sus normas o principios.
El segundo gran tema de los trabajos de Schmitt es la idea del "Grossraum", el Gran Espacio Europeo. Los poderes "fuera-del-espacio" estarían impedidos para intervenir en el cuerpo de este Gran Espacio. Schmitt quería aplicar en Europa el mismo principio que animó el presidente Monroe de los Estados Unidos: "América para los americanos". Schmitt podría compararse a los "continentalistas" norteamericanos, críticos con las intervenciones de Roosevelt en Europa y Asia. Los iberoamericanos también desarrollaron similares ideas continentalistas, y los imperialistas japoneses que hablaban del Gran Área del Pacífico. Schmitt dotó a esta idea del "Gran Espacio" de una fuerte base jurídica.
Niekisch es una figura fascinante en el sentido en que su debut público lo ejerció como líder comunista del "Soviet" de la República Bábara de 1918-19, que fue aplastado por los Freikorps de von Epp, von Lettow-Vorbeck, etc. Obviamente, Niekisch se desilusionó por la ausencia de una visión histórica en el trío bolchevique de la revolución muniquesa (Lewin, Keviné, Axelrod). Niekisch desarrolló una visión eurasiática, basada en la alianza entre la Unión Soviética, Alemania y China. La figura ideal que habría de ejercer como motor humano de esta alianza era el campesino, el adversario de la burguesía occidental. Aquí es obvio un cierto paralelismo con Mao-Tse-Tung.
En las revistas que editó Niekisch descubrimos continuamente tentativas germanas de apoyo a todos los movimientos antibritánicos o antifranceses en sus imperios coloniales o en Europa (Irlanda contra Inglaterra, Flandes contra la Bélgica afrancesada, el nacionalismo Indio contra la Gran Bretaña, etc.).
Espero haber explicado en pocas palabras las principales tendencias de la llamada Revolución Conservadora en Alemania entre 1918 y 1933. También espero que quienes conozcan este movimiento pluridimensional puedan perdonar mi introducción esquemática.
Por Roberto Steuckers
miércoles, 16 de diciembre de 2015
Ramiro Ledesma Ramos, ¿Un Nacional-Bolchevique?
Hablar hoy sobre el Nacional-Sindicalismo y sobre su fundador Ramiro Ledesma Ramos, es cuanto menos dificultoso. Lo es fundamentalmente porque a casi treinta años de la muerte de Franco, los historiadores oficiales, los medios de comunicación y las gentes más rencorosas -ya sean de derechas o de izquierdas-, faltas de rigor histórico, siguen vinculando erróneamente, falsamente y en algunos casos intencionadamente, al Nacional-Sindicalismo con el régimen de Franco.
Desde el 19 de abril de 1937 con la aprobación del Decreto de Unificación con que Franco y Serrano Súñer crearan ese híbrido denominado FET y de las JONS, resonó en la vida de los españoles aquella consigna de “por Dios, España y su Revolución Nacional Sindicalista”, y aunque ciertamente hubiera mucho de “por Dios” y mucho de por “SU” España, nada hubo de Revolución Nacional-Sindicalista. El pueblo español vivió envuelto durante casi cuarenta años de parafernalia Nacional-Sindicalista, pero sin la esencia, el espíritu y la ideología Nacional-Sindicalista; todo lo que fue presentado como tal fue falseado por los elementos del naciente régimen: tecnócratas del Opus Dei, monárquicos y derechistas reaccionarios, amparados todos ellos por la Iglesia Católica y el Ejército.
Mientras, los auténticos Nacional-Sindicalistas eran condenados al silencio. Manuel Hedilla, II Jefe Nacional de FE de las JONS, Ruiz Castillejos, de los Santos, Chamarro, eran condenados a muerte. Félix Gómez y Ángel Alcázar de Velasco, a reclusión perpetua. Otros, a varios años de cárcel… su delito: oponerse al Decreto de Unificación y al falseamiento del Nacional-Sindicalismo.
Algunos Nacional-Sindicalistas creyeron que desde dentro del régimen del general Franco conseguirían influir en él. Otros, los más decididos en la acción y en el compromiso optaron por la lucha clandestina [1], y los más, aceptaron la Unificación. Esta última actitud era comprensible en una organización que se vio incrementada de forma exagerada por elementos provenientes de partidos derechistas y reaccionarios, los cuales pretendían utilizar al Nacional-Sindicalismo como trampolín político, así como para convertirlo en la guardia de la porra de los intereses de la burguesía.
Es indudable que si Ramiro Ledesma Ramos hubiese sido comprendido cuando acusaba a FE de las JONS de condescendiente con la derecha, si José Antonio hubiera aceptado las críticas de Ramiro y no hubiese tardado tanto en comprenderlas [2], el destino del Nacional-Sindicalismo habría sido con toda seguridad otro. Ambos murieron asesinados por el Gobierno del Frente Popular, pero ambos fueron asesinados día tras día, año tras año por el régimen de Franco y después de éste, por todos aquellos que con su camisa azul, sus correajes y su brillantina hicieron de la chulería, el matonismo y el derechismo su base de acción, actitud ésta, que nada debe de envidiar a la que años atrás tuvieron en Salamanca individuos tales como Dávila, Aznar o Garcerán.
Ramiro Ledesma Ramos, ¿Un Nacional-Bolchevique?
Si como he indicado en anteriores ocasiones, el Nacional-Bolchevismo es la unión armónica entre las concepciones más radicales de lo nacional y lo social, evidentemente podemos afirmar que Ramiro Ledesma Ramos era un Nacional-Bolchevique. “He aquí esas dos palancas: una la idea nacional, la Patria como empresa histórica y como garantía de existencia histórica de todos los españoles; otra, la idea social, la economía socialista, como garantía del pan y del bienestar económico de todo el pueblo” [3] afirmará con rotundidad Ramiro.
Desde un principio, Ramiro y sus Juntas de Ofensiva Nacional-Sindicalista (J.O.N.S.) aspiraron a atraerse a los trabajadores hacia la causa nacional, y es que los jonsistas querían “dotarse de una ancha base proletaria”. Esta inquietud era fiel reflejo de su extracción social: proletarios, campesinos e intelectuales de corte radical, con ímpetu revolucionario frente al orden burgués. Uno de los constantes temores de Ramiro, una de sus preocupaciones más dolorosas era que confundieran al jonsismo “con una frívola y vana tarea de señoritos”.
Con las JONS nacía en España, en palabras de Ramiro “un movimiento político, de entraña nacional profunda y grandes perspectivas sociales, mejor dicho, socialistas” [4]. Ramiro tiene muy claro cual es el papel de las derechas y no duda en acusarlas como uno de los males mayores que atenazan a su pueblo, al tiempo en que no duda tampoco en denunciar el patriotismo zarzuelero, “hace ya mucho tiempo que sabemos bien a que atenernos respecto el “patriotismo” derechista, sobre todo al de las fuerzas más directamente clericales y ligadas a las sacristías. Cada día es más evidente en nosotros la sospecha de que la debilidad nacional de España se debe en gran parte al “patriotismo inoperante, falso y sin calor” que hasta ahora ha regido, incubado y orientado en el sector derechista” [5].
En Ramiro el destino de la colectividad siempre va unido a una justa distribución de la riqueza, “El sometimiento de la riqueza a las conveniencias nacionales, es decir, a la pujanza de España y a la prosperidad del pueblo” [6]. Siempre en los jonsistas hubo claras consignas sociales y económicas: “¡Con nosotros, pues los trabajadores; A nacionalizar la banca parasitaria; a nacionalizar los transportes; a impedir la acción de la piratería especuladora, y a exterminar a los grandes acaparadores de productos” [7]. El Nacional-Sindicalismo jonsista tenía muy claro cuales debían de ser las aspiraciones básicas de la colectividad: “Las JONS piden y quieren la nacionalización de los transportes, como servicio público notorio; el control de las especulaciones financieras de la alta banca, garantía democrática de la economía popular; la regulación del interés o renta que produce el dinero empleado en explotaciones de utilidad nacional; la democratización del crédito, en beneficio de los sindicatos. Agrupaciones comunales y de los industriales modestos; abolición del paro forzoso, haciendo del trabajo un derecho de todos los españoles, como garantía contra el hambre y la miseria; igualdad ante el Estado de todos los elementos que intervienen en la producción (capital, trabajos y técnicos), y justicia rigurosa en los organismos encargados de disciplinar la economía nacional; abolición de los privilegios abusivos e instauración de una jerarquía del Estado que alcance y se nutra de todas las clases españolas” [8]. Tales eran pues, las consignas de las JONS. ¿Alguien puede dudar de su rotundidad y de su espíritu popular y revolucionario?
Ramiro, al igual que otros pensadores Nacional-Bolcheviques de la época, no duda en criticar al fascismo cuando éste gira a la derecha. De él afirma “…ha machacado, en efecto, las instituciones políticas de la burguesía y a dotado a los proletarios de una nueva moral y de un optimismo político… pero, ¿ha machacado asimismo o debilitado siquiera las grandes fortalezas del capital financiero, de la alta burguesía industrial y de los terratenientes en beneficio de la economía general de todo el pueblo?, y además, ¿va realmente haciendo posible la eliminación del sistema capitalista y basando cada día más el régimen de los intereses económicos de las grandes masas” [9]. Indudablemente con tales afirmaciones es comprensible y lógico que Ramiro fuera silenciado y marginado por el régimen de Franco, puesto que como es sabido por todos, éste se apoyo para asentarse en el poder precisamente en estas grandes fortalezas del capital financiero a las que hace referencia Ramiro.
Para Ramiro y sus JONS eran totalmente condenables los fascismos de opereta, “grupos sin dimensión profunda, artificiosos, que importan el fenómeno fascista como quien importa un género de moda cualesquiera” [10]. Y se muestra duro, muy duro, con estos movimientos fascistas de importación al afirmar que: “Allí está Mosley con sus camisas, su partido fascista y sus sueños mussolinianos; como aquí Primo de Rivera, con otro equipo de igual naturaleza… tienen un caudillo, un Duce aristócrata, millonario, que gasta sus cuartos en organizar el Partido. Así Mosley, el inglés, que es Sir, multimillonario y extravagante. Así Primo de Rivera, el español, que es Marqués de Estella, millonario y extrafino. Así Starhemberg, el austríaco, que es príncipe, millonario y todo lo demás. Todos ellos son movimientos blandos, pastosos, algodonosos, de buenas formas, aspirantes a implantar un llamado Estado Corporativo… Se caracterizan también por su tendencia notoria a desconocer toda angustia popular pues se incuban en medios sociales de privilegio, y están ligados a todas las formas reaccionarias de la sociedad” [11].
Ramiro también adquiere compromiso revolucionario con el campo español. Sus palabras son balas dialécticas contra el capitalismo rural: “Españoles Campesinos: la tierra es la nación. El campesino que la cultiva tiene derecho a su usufructo. El régimen de la propiedad agraria hasta ahora imperante ha sido un robo consentido y perpetrado por la Monarquía y sus hordas feudales. ¡Campesinos: ciento cuarenta y siete grandes terratenientes tienen en sus manos más de un millón de hectáreas de tierra! Toda la tierra es vuestra. ¡Exigid su nacionalización!” [12].
Estas afirmaciones asustarán a las mentes bienpensantes de la derecha y de la extrema derecha. Muchas de estas propuestas están totalmente olvidadas por los partidos tradicionales de la izquierda, e incluso abandonadas por los izquierdistas más radicales.
“¡Viva el mundo nuevo! ¡Viva la España que haremos!”. Tales eran las consignas y los gritos jonsistas. Eran sin lugar a dudas proclamas nuevas, gritos de esperanza, pero sobre todo, gritos de revolución. Sí, de revolución, porque eran hombres hartos de un mundo podrido, lleno de injusticias, de explotados y de explotadores, de ricos cada vez más ricos y de pobres cada vez más pobres. Había una necesidad imperiosa, popular y revolucionaria: subvertir el orden burgués. Y en esa tarea luchaban las JONS. Ramiro supo imprimir ese espíritu entre sus camaradas, los cuales comprendían la necesidad de distanciarse de la vulgaridad burguesa, de rehuir todo lo viejo y de todo lo caduco.
Así la primera tarea del Nacional-Sindicalismo “fue la de enlazar esos dos ingredientes sueltos: lo nacional y lo social, la Patria y el Trabajo. Nadie piense que la adopción del término a la vez encantador y polémico, de la revolución nacional-proletaria, fuese en los fundadores obra de táctica reflexiva y cauta, sino consecuencia inmediata de vivir profunda y entrañablemente la historia de nuestro tiempo” [13]. Estas palabras de Pedro Laín Entralgo nos aproximan nuevamente a la aspiración jonsista de lo social y de lo nacional.
Los Nacional-Bolcheviques preferían una alianza o acercamiento con la Rusia soviética, antes que con las democracias occidentales, como Gran Bretaña, hecho que los diferenciaba claramente de los planteamientos de Hitler.. Y en este contexto, de nuevo debemos recurrir a Pedro Laín Entralgo cuando afirma: “Como observó con vista zahorí Ramiro Ledesma, el comunismo soviético va convirtiéndose cada vez más en un nacional-comunismo. Stalin está haciendo el viraje de la revolución mundial proletaria de Lenin a la revolución nacional rusa” [14]. Estas palabras pueden parecer exageradas, pero Ramiro en diversas ocasiones hace afirmaciones parecidas: “Rusia, con su régimen nacional-comunista, con moral de guerra, archiarmada, en pleno experimento de gigantescas subversiones sociales, no es ya, desde luego, el país revolucionario que conspira cada día por la revolución mundial” [15]. O cuando afirma: “es la rotunda eficacia del Estado soviético, que ofrece al pueblo ruso, de un modo coactivo e indiscutible, la posibilidad de tomar augusta disciplina nacional. Hoy Stalin asegura su plan económico esgrimiendo la furia nacionalista rusa” [16].
Esta claro que Ramiro no era en absoluto comunista, y el mismo nos aclara el porqué: “Frente al comunismo, con su carga de razones y eficacias, colocamos una idea nacional, que él no acepta, y que representa para nosotros el origen de toda empresa humana de rango airoso. Esta idea nacional entraña una cultura y unos valores históricos que reconocemos como nuestro patrimonio más alto” [17].
Ramiro, Falange y la Escisión.
El 13 de febrero de 1934 se sellaba entre las JONS de Ramiro y la FE de José Antonio el acuerdo de fusión.
Esta unión nacía con fuertes discrepancias entre los propios jonsistas. Dentro de su seno coexistían dos posturas, la de oponerse a dicha unión debido al temor y a la desconfianza hacia los falangistas por considerarlos demasiado derechizados y la de aceptar el acuerdo con los falangistas por creer que ambas organizaciones se verían fortalecidas y se enriquecerían. La opción triunfante fue la segunda. Nada más conocer la decisión del Consejo jonsista, su dirigente gallego, el antiguo comunista Santiago Montero Díaz, enviaba una carta a Ramiro dándose de baja de la organización.
Así pues, se concretaba una fusión marcada por la disidencia. De hecho nadie podrá negar que dentro de FE existían núcleos fuertemente derechizados con una fuerza relevante dentro del movimiento.
Pero cierto es también, que dentro de FE existían igualmente reticencias ante la fusión, pues no olvidemos que en su seno convivían monárquicos, derechistas, auténticos revolucionarios y algún que otro futuro militante carlista -Ricardo Rada-. La principal preocupación de los falangistas era la fuerte carga social que imprimían los jonsistas, en especial su radicalidad en lo económico. Temían la proletarización de FE.
Cabría aquí recordar que uno de los puntos de fusión entre las JONS y Falange Española apuntaba lo siguiente: “Se considera imprescindible que el nuevo Movimiento insista en forjarse una personalidad política que no se preste a confusiones con los grupos derechistas” [18].
El 16 de febrero salía el primer número de La Patria Libre. Ramiro, junto con otros antiguos jonsistas se habían separado de Falange Española. Con esta nueva publicación pretendían seguir en la brecha política desde el prisma antiburgués y Nacional-Sindicalista revolucionario de las primitivas JONS.
Los valedores de la “verdad joseantoniana” no dudaron, ni dudan, en desprestigiar a Ramiro, a sepultarlo en la más falaz crítica. Fue acusado de envidioso, fue ridiculizado por el propio José Antonio al avisar sobre ciertos “Gevolucionarios” en alusión al pronunciamiento de Ramiro de las erres. En la mayoría de los libros sobre el Nacional-Sindicalismo escritos por falangistas, Ramiro es considerado como un actor secundario del Nacional-Sindicalismo, al cual se le pierde el rastro tras la escisión -para los falangistas expulsión (sic)-.
Así nos encontramos con afirmaciones como esta de Francisco Bravo: “Ramiro no supo portarse con decoro suficiente”. El franquista Ximénez de Sandoval, apunta: “Ledesma tenía el erróneo concepto de creer necesario para una Revolución Nacional el tipo de jefe proletario…, de poseer justa soberbia creadora” [19]. Pero si hay alguien que merece un comentario aparte ese es Raimundo Fernández Cuesta, uno de los principales culpables de la derechización de la Falange durante tantos años, el principal lacayo de la Falange franquista y el que unió a la Falange codo con codo a la extrema derecha más reaccionaria durante la transición española; este sujeto escribe en una carta fechada el 9 de febrero de 1942 lo siguiente: “El episodio de la expulsión (sic) de Ramiro tiene su origen en la envidia personal que sentía por José Antonio, nacida quizá de las diferencias de origen, ambiente y educación. Era la expresión en la Falange de la lucha de clases, que en España amenazaba todas las actividades. Eso unido a la difícil situación económica de Ramiro, le hacía apto para ser instrumento de los partidos derechistas, que deseaban sembrar cizaña en nuestras filas” [20]. En resumen, para el que fuera III Jefe Nacional de Falange Española, Ramiro, el fundador y principal teórico del Nacional-Sindicalismo, no era más que un envidioso y un pobre hombre comprado por las derechas para provocar el descalabro en el movimiento falangista.
Existen numerosas opiniones sobre la escisión de Ramiro, pero quizás sería más correcto leer lo que el propio Ramiro afirmó acerca de la escisión: “Quien creyere que nuestra ruptura con Falange Española obedecía al mero capricho y que carecía de dimensiones profundas padece una equivocación notoria. Nosotros, los jonsistas, hemos observado las limitaciones dichas, hemos visto con claridad que era llegada la hora de cambios radicales en la orientación, en la táctica, y en los dirigentes y, como nada de eso podía lograrse allí, hemos dado de nuevo vida a las J.O.N.S.” [21].
Durante un cierto tiempo los enfrentamientos verbales e incluso físicos entre algunos matones de FE y los seguidores jonsistas de Ramiro fueron constantes. “No hay día en que alguno de los dirigentes de las J.O.N.S. no sea provocado en la calle por alguno de los diez o doce rufianes asalariados de que dispone [Primo de Rivera]“, “los ataques que los dirigentes falangistas han lanzado a los de las J.O.N.S. son propios, dijimos y repetimos, de seres rufianescos, de seres residuales, que viven a extramuros de toda solvencia moral y de todo propósito limpio” [22].
El propio Francisco Bravo reconoce en su libro José Antonio. El hombre. El Jefe. El Camarada, pág. 83, que la venta y distribución de La Patria Libre fue perseguida por los falangistas, al mismo tiempo que afirma que “José Antonio evitó que alguno de los nuestros, excitado por los ataques injustos del fundador de las J.O.N.S., le pegase un tiro”. Lastima que Bravo no nos indique quien de “los suyos” era de pistola fácil con el líder jonsista.
Ramiro nunca quiso responder a los ataques falangistas y siempre cuando se vio obligado a hacerlo, lo hizo desde las páginas de La Patria Libre.
Lo cierto es que Ramiro, junto a Onésimo Redondo, Manuel Mateo y Álvarez de Sotomayor se reunieron en la cafetería Fuyma para comentar la situación de FE de las JONS. En dicha reunión tanto Onésimo como Mateo apuntaron la necesidad de hacer algo, puesto que la situación era angustiosa. Según Martínez de Bedoya “José Antonio estaba rodeado de señoritos, que ocupaban cargos, celosos de sus competencias, y que incluso se habían fijado sueldos”. La decisión de los cuatro reunidos fue la de separarse de Falange Española y reorganizar las JONS. Para ello Mateo aseguraba el apoyo decidido de la CONS (Central Obrera Nacional-Sindicalista), lo que unido a la adhesión de la delegación más fuerte, la de Valladolid de Onésimo Redondo, daba ciertas garantías de éxito. La verdad es que una vez convencido Ramiro, que era el más reticente de los cuatro a la separación, sólo Álvarez de Sotomayor acabó secundando lo allí decidido. Mateo se desdijo y fue nombrado (¿como premio?) por José Antonio jefe de la CONS.
Onésimo Redondo decidió a última hora mantenerse a las órdenes de José Antonio, olvidándose de lo acordado con Ramiro. ¿Fue ésta una estrategia de los falangistas para apartar a Ramiro y a sus más inmediatos colaboradores de la organización? Pocos fueron los que siguieron a Ramiro -Martínez de Bedoya, Gutiérrez Palma, Poblador-, de nuevo se unió a su lucha Montero Díaz. Pero lo que verdaderamente importaba era que la bandera del Nacional-Sindicalismo revolucionario volvía a estar alzada.
Ramiro prosiguió su actividad política y ni las agresiones a sus militantes por parte de los falangistas, ni el asalto a su local social de la calle Amaniel en Madrid por camorristas al mando de Aznar y Valcárcel, ni las constantes descalificaciones hicieron mella en él y sus camaradas.
Es necesario apuntar, también, que Ramiro nunca fue muy bien visto por los joseantonianos, y sabemos que esta aseveración encolerizará a los “puristas” de la Falange. Pero lo cierto es que sin Ramiro el Nacional-Sindicalismo no existiría, y esa es la verdad. José Antonio ayudó a dar cuerpo al Nacional-Sindicalismo -esencialmente durante los últimos meses de 1935 y hasta que cegaron su vida el 20 de noviembre de 1936, pero sin el asentamiento y las bases de Ramiro, Falange no habría sido más que una vulgar organización ultraderechista.
No sería justo no aceptar críticas hacia Ramiro, pues es indudable que como todos erró algunas veces. Pero cuando estas críticas son tendenciosas o cuando estos ataques hacia él sólo demuestran un desconocimiento profundo de sus ideas, no es tan sólo lamentable sino condenable.
Así en la revista Sindicalismo en la que colaboraron entre otros Sigfredo Hillers de Luque, aparece dentro del capítulo “Charlas de la Ballena Alegre” un recuadro titulado “El sindicalismo de Ramiro Ledesma Ramos”, -este artículo aparece reproducido 28 años después, sin ningún tipo de comentario o de corrección en el número 22, correspondiente a los meses de mayo-julio de 1992 de la revista No Importa, órgano de Falange Española Independiente, por lo que creo aprueban lo allí expresado- en el que se afirma lo siguiente: “El Nacional-Sindicalismo de Ramiro Ledesma y el de José Antonio de 1935, poco o nada tienen que ver entre sí… la separación de Ramiro de la Falange, independientemente de los problemas personales (que los hubo) y por los que se pretende explicar todo, se debió sin duda alguna a que José Antonio y Ramiro, aún hablando con las mismas palabras, querían cosas diferentes… Frente a la progresiva radicalización fascista de Ramiro, está la progresiva radicalización sindicalista de José Antonio”. Es evidentemente una opinión, falangista, por supuesto, pero carente de toda credibilidad en lo que concierne al progresivo fascismo de Ramiro, el cual no duda en afirmar: “No pretenden ya (los jonsistas), tanto él (Ramiro) como sus camaradas, organizar, ni remotamente el fascismo. Lo que en las viejas JONS había de fascismo lo recoge hoy Primo de Rivera, sobre todo en sus propagandas últimas. Aquellos entienden que su misión es otra” 23 .
Ramiro y los Sindicalistas de la CNT.
En los escritos de Ramiro son constantes los comentarios y las afirmaciones favorables hacia ciertos sectores de la C.N.T. Así en el número 14 de La Conquista del Estado, aparece una página entera dedicada al Congreso Extraordinario de la C.N.T. y en la cual afirma Ramiro: “Hemos de estar junto a la C.N.T. en estos momentos de inmediata batalla sindical, en estos instantes de ponderación de fuerzas sociales. Así creemos cumplir con nuestro deber de artífices de la conciencia y de la próxima y genuina cultura de España”.
En el número 11 de dicha publicación aparece también publicado un diálogo entre Ramiro y Álvarez de Sotomayor, miembro por entonces de la C.N.T., en el cual el dirigente jonsista afirma: “Los Sindicatos únicos -C.N.T.- movilizan las fuerzas obreras de más bravo y magnífico carácter revolucionario que existen en España. Gente soreliana con educación antipacifista y guerrera… cuando llegue el momento de enarbolar las diferencias radicales, nosotros lo haremos; pero mientras tanto, los consideramos como camaradas y en muchas ocasiones dispararemos con ellos, en afán de destrucción y de muerte contra la mediocridad y la palidez burguesas”.
Dentro de la C.N.T. no faltaron las disidencias y las escisiones, provocadas en gran medida por las discrepancias entre los sindicalistas revolucionarios y los comunistas libertarios de la F.A.I., ello posibilitó más contactos y encuentros con elementos del Partido Sindicalista de Ángel Pestaña, y con agrupaciones locales cenetistas.
Ramiro hace desde las páginas del número 3 de La Patria Libre un llamamiento “al grupo disidente de la C.N.T., a los treinta, al Partido Sindicalista que preside Ángel Pestaña.. A los posibles sectores marxistas que hayan aprendido la lección de octubre, a Joaquín Maurín y a sus camaradas del Bloque Obrero y Campesino”, a los que les dice: “Romped todas las amarras con las ilusiones internacionalistas, con las ilusiones liberal burguesas, con la libertad parlamentaria. Debéis saber que en el fondo esas son las banderas de los privilegiados, de los grandes terratenientes y de los banqueros. Pues toda esa gente es internacional, porque su dinero y sus negocios lo son. Es liberal, porque la libertad les permite edificar feudalmente sus grandes poderes contra el Estado Nacional del Pueblo. Es parlamentarista porque la mecánica electoral es materia blanda para los grandes resortes electorales que ellos manejan: la prensa, la radio, los mítines y la propaganda cara” [24].
Fue un llamamiento de Frente Unido Contra el Sistema y a él acudieron numerosos dirigentes y militantes de base de la C.N.T. y de partidos de extrema izquierda, entre ellos, Guillen Salaya, Nicasio Álvarez de Sotomayor, Olalla, Pascual Llórente, Enrique Matorras, José Guerrero Fuensalida; Luis Ciudad… entre otros. Todos ellos entendieron las consignas jonsistas de unir lo nacional y lo social. Juntos alzaron la bandera de la revolución proletaria nacional.
Evidentemente, y lamentablemente, hoy la C.N.T. dista mucho del compromiso revolucionario que demostraron años atrás sus camaradas, pero estamos seguros que a pesar de ello, dentro de sus filas seguirán habiendo gentes que luchen por el verdadero sindicalismo revolucionario.
Ramiro y Europa.
No sería en absoluto gratuito afirmar que hoy Ramiro sería un convencido entusiasta europeísta. Desde el fin de la II Guerra Mundial ha quedado claro que la independencia y autarquía de pequeños espacios nacionales está condenada al fracaso; y sólo en los grandes espacios geopolíticos se puede articular una alternativa global. Ello unido a la unificadora raíz cultural de los europeos, hace de EUROPA un atractivo proyecto en común.
Y esto lo entendió perfectamente Ramiro cuando se pregunta: “¿No es llegada la hora de que España mire y perciba los campamentos europeos? ¿No es ya de todo punto imprescindible que España entre en la realidad europea? Porque eso queremos” [25].
¿Alguien puede dudar de la vocación europea de Ramiro? Repito, hoy Ramiro sería un fervoroso europeísta, un eurorevolucionario, y eso a pesar de todos aquellos supuestos Nacional-Sindicalistas actuales que siguen encerrados, en pleno del siglo XXI, en el coto privado de “SU” España.
Muerte, silencio y memoria.
El día 29 de octubre de 1936 era asesinado Ramiro Ledesma Ramos, su delito no fue otro que ser el fundador del Nacional-Sindicalismo. La justicia del Frente Popular y de sus milicias anarco-comunistas consistía en “pasear a los fascistas” [26], nada que envidiar a aquellos, que prostituyendo la camisa azul, cambiaron su filiación japista (de las JAP), por la de falangista y se dedicaban a “pasear a los rojos”. Los sueños y las aspiraciones de Ramiro murieron con él, su deseo de unir lo nacional y lo social se quedaría en un bello y heroico gesto. En frente de su casa natal de Alfaraz, provincia de Zamora, se erigió el único recuerdo a la memoria del fundador del Nacional-Sindicalismo. Un monolito triste, sencillo y pobre, inaugurado 25 años después de su asesinato, en él se puede leer: “La Falange de Zamora a Ramiro Ledesma Ramos. 29 de Octubre de 1936 – 29 de Octubre de 1961″. Este fue el homenaje del régimen franquista al líder jonsista. Seguramente, este “olvido” del régimen fue lo mejor que le podía haber pasado a Ramiro y a su ideología.
Un olvido que alcanzó no sólo a la figura de Ramiro Ledesma, sino también a sus escritos, sus artículos periodísticos, sus obras completas nunca editadas [finalmente fueron editadas en su centenario por Ediciones Nueva República, n.d.a.]. Incluso, ya sabemos que este “olvido” llegó al ocultamiento de iniciativas políticas impulsadas por Ramiro después de la fusión con Falange y tras su salida de ella. Por ejemplo, el 14 de enero de 1935 nacía en Barcelona un nuevo partido político. Su lema: “El interés general por encima del interés particular”. Sus promotores: los jonsistas José Ma Poblador Álvarez y Emilio de Lasarte Rouzart. Sus fines:
Queremos: La rotunda unidad geográfica y política de España.
Queremos: El sometimiento de todas las actividades económicas, elementos de riqueza y de las personas a las conveniencias nacionales, es decir: A la pujanza de España y a la prosperidad del pueblo.
Queremos: La eliminación de los partidos internacionales cuyos fines representan la destrucción de España.
Queremos: La sindicación obligatoria de todos los productores, dentro de un estado Nacional-Sindicalista como base de la unanimidad social española.
Queremos: Que el Estado garantice a todos los trabajadores el derecho al pan, a la justicia y a la vida digna.
El nombre de este nuevo partido, que contaba con el apoyo y consentimiento de Ramiro Ledesma Ramos, era Partido Español Nacional Sindicalista (P.E.N.S.).
El P.E.N.S. no realizó prácticamente actividades. Los acontecimientos se precipitaron, el pueblo español se encaminaba hacia una inevitable guerra civil. Fue uno de los últimos intentos jonsistas de mantener unificadas esas dos palancas de las que hablaba Ramiro, la nacional y la social, mejor dicho, socialista.
Muchos son los militantes de la extrema derecha que ensalzan y vitorean a Ramiro por sus exaltaciones anticomunistas y patrióticas, pero estos mismos elementos cierran los ojos ante sus proclamas sociales y proletarias; ante sus críticas al nacionalismo patriotero reaccionario y ante su profundo sentido de superación de las viejas ideas caducas.
Cualquier persona conocedora de las propuestas Nacional-Bolcheviques de los años treinta, verá en las ideas y palabras de Ramiro, al genuino representante español de esta tendencia.. Y ciertamente, queda claro que para los jonsistas la conjugación de lo social y de lo nacional significó la unión de voluntades revolucionarias procedentes de la derecha y de la izquierda, ansiosos todos ellos de una nueva España y de una nueva concepción de la comunidad popular.
Fueron sin lugar a dudas los primeros Nacional-Bolcheviques españoles y tal como diría el propio Ramiro Ledesma Ramos al final de su genial ¿Fascismo en España?, “tanto a él como a sus camaradas les venía mejor la camisa roja de Garibaldi que la camisa negra de Mussolini” [27].
Por Juan Antonio Llopart
Notas:
[1] A finales de 1939 se intentó reorganizar en la clandestinidad FE JONS. Entre otros participaron: Emilio Rodríguez Tarduchy, Patricio González de Canales, Narciso Perales, Ricardo Sanz, Luis de Caralt, J.. Pérez de Cabo y Juan José Domínguez. J. Pérez de Cabo es fusilado, Patricio González de Canales es detenido, Narciso Perales es confinado… La oposición Nacional-Sindicalista al régimen de Franco jamás cesaría desde el Decreto de Unificación. Siempre estuvo presente y es justo afirmarlo y reivindicarlo. Muchos fueron los Nacional-Sindicalistas que defendieron la verdad del Nacional-Sindicalismo, pero eso sería tema para otro artículo.
[2] “Consideren todos los camaradas hasta que punto es ofensivo para la Falange el que se proponga tomar parte como comparsa en un movimiento que no va a conducir a la implantación del Estado Nacional-Sindicalista… sino a reinstaurar una mediocridad burguesa conservadora, orlada, para mayor escarnio, con el acompañamiento coreográfico de nuestras camisas azules”. (José Antonio Primo de Rivera).
[3] Discurso a las Juventudes de España, pág. 20.
[4] Ramiro Ledesma Ramos. Escritos políticos (1935-1936), pág. 31.
[5] Ramiro Ledesma Ramos. Tomás Borras, pág. 689.
[6] Programa político de las J.O.N.S. JONS. Órgano teórico de las J.O.N.S., Madrid, año 1, cuaderno n° 1, Mayo de 1933, contraportada.
[7] La Patria Libre. Órgano de las J.O.N.S., Madrid, año I, nº 5, 16 de marzo de 1935, pág. 1.
[8] JONS. Órgano teórico de las J.O..N.S., Madrid, año I, cuaderno n° 7, Diciembre de 1933, pág. 335.
[9] Ramiro Ledesma Ramos, un romanticismo de acero. José Cuadrado Costa, pág. 37.
[10] La Patria Libre. Órgano de las J.O.N.S., Madrid, año 1, n° 4, 9 de marzo de 1935, pág. 4. [II] Ibídem.
[12] La Conquista del Estado, Madrid, año 1, n° 6, 18 de abril de 1931, pág. 6. [13] Ensayo de Pedro Laín Enlralgo en Ramiro Ledesma Ramos. Tomás Borras, págs 297-298. [14] Ramiro Ledesma Ramos. Tomás Borras, pág. 298.
[15] La Patria Libre. Órgano de las J.O.N.S., Madrid, año 1, n° 2, 23 de febrero de 1935, pág. 3. [16] Ramiro Ledesma Ramos. Tomás Borras, pág. 203.
[17] La Conquisto del Estado. Madrid, año 1, n” 3, 28 de marzo de 1931, pág. 2.
[18] Del documento de fusión de las JONS y FE. Reproducido en: Ramiro Ledesma Ramos. Escritos Políticos (1935-1936), pág. 111.
[19] Ramiro Ledesma Ramos. Biografía Política. José María Sánchez Diana, págs, 209 y 210.
[20] La Contrarrevolución Falangista. Raúl Martín, pág. 211.
[21] La Patria Libre. Órgano de las J.O.N.S., Madrid, año I, n° 6, 23 de marzo de 1935, pág. 1.
[22] La Patria Libre. Órgano de las J.O.N.S., Madrid, año I, n° 3, 2 de marzo de 1935, pág. 1, y, La Patria Libre. Órgano de las J.O.N.S., Madrid, año 1, n° 6, 23 de marzo de 1935, pág. 4.
[23] Ramiro Ledesma Ramos. Escritos Políticos (1935-1936), pág. 155.
[24] La Patria Libre. Órgano de las J.O.N.S., Madrid, año 1, n” 3, 2 de marzo de 1935, pág. I..
[25] La Patria Libre. Órgano de las J.O.N.S., Madrid, año 1, n” 2, 23 de febrero de 1935, pág.. 3.
[26] Entiéndase por “fascista” en la terminología de estos partidos a aquellos que no piensan como ellos. En efecto, según las “mentes pensantes” de estas ideologías, “fascista” lo es Indalecio Prieto, Pestaña, Ramiro de Maeztu, cualquier católico o el mismo Ramiro Ledesma Ramos.
[27] Ramiro Ledesma Ramos. Escritos Políticos (1935-1936), pág. 155.
sábado, 12 de diciembre de 2015
Manifiesto de lucha
1. Es de vital exigencia la constitucuión de la unidad del pueblo hacia afuera y en contra de las clases económicas, las instituciones, las organizaciones y las ideologías que actualmente lo dividen y lo sojuzgan.
2. En base al derecho de autodeterminacinación de los pueblos, la OLP se dabate por liberar al pueblo italiano, parte integral de Europa, en alianza con los pueblos oprimidos de todo el mundo por el colonialismo ruso americano, por el vaticano y por el sionismo internacional.
3. Es necesraio alcanzar la unión europea, pra expresar una comunidad de pueblos en grado de eliminar las fuerzas que sostienen la actual estructura mercantil internacional. La Europa popular se pondrá al lado naturalmentede todos los movimientos que combaten al imperialismo.
4.Los viejos partidos y las instituciones del estado burgués serán suprimidas por el pueblo, por ser los principales artífices de las divisiones en su seno; será disuelto, por lo tanto, el actual parlamento en cuanto no es expresión de la voluntad popular.
5. El Estado debe ser instrumento del pueblo: las leyes y los códigos no serán más instrumento de opresión sino las interpretaciones de las exigencias jurídicas surgidas del pueblo en lucha.
6. La obra de educación popular y una política justa que vaya a las raíces de los malas de la sociedad, hará perder el carácter represivo a la ley, resolviendo en gran parte el problema del ordenamiento interno. Los asociales, los delincuentes y los estafadores que continuén existiendo, serán rigurosa y severamente castigados.
Máxima libertad, máxima responsabilidad
7. Lucha contra los métodos de producción capitalistas basados en la explotación del hombre, sobre el aprovechamiento y sobre la usura la OLP se empeña en expropiar las empresas, y por lo tanto toda fuente de ventaja en manos de agentes y de intereses extra-populares; la propiedad privada que confiere poder es abolida.
8. La producción manual e intelectual de cada individuo y de cada conjunto de individuos es patrimonio común del pueblo a través de la auto-gestión, instrumento de participación y responsabilización en cada campo y sector con la mayor libertad. La economía es determinada por las opciones políticas como instrumento en manos del pueblo, para un desarollo equitativo y justo de las condiciones materiales de vida de todos los ciudadanos.
9. La OLP se propone terminar con cualquier emigración de trabajadores mediante el derecho al trabajo en la propia comunidad.
10. Un justo programa agrario, articulando equitativamente los sectores de la vida campesina garantizará los medios técnicos y la asistencia a los cultivadores. La eliminación del latifundio y la condena de los intermediarios y de los especuladores son los presupuestos necesarios, ya sea para una distribución equitativa de la tierra cultivable para aquellos que la trabajan, ya sea para evitar el abandono indiscriminado de los campos.
11. La OLP se desarrolla en las empresas con núcleos de militantes, capaces de conducir las fuerzas del trabajo hacia los ideales que inspiran el movimiento. Deber prinicipal será destruir la componenda entre capitalistas, politicastros y sindicalistas, los cuales en nombre de prontos aumentos salariales evaluados desde el consabido del costo de vida, fingen defender los intereses de los trabajadores. En las comunidades de las empresas, se tratará de organizar por lo tanto un frente de trabajadores que actuará como órgano del Estado del pueblo, por cuyo postulado fundamental la conveniencia de la comunidad nacional es más importante que la conveniencia del individuo.
Todo por el interés de todos
12. Abolición de la educacíon escolar de acuerdo a un sentido burgué. Introducción del joven que se prepara a convertirse en fuerza políticamente consciente del propio pueblo. Los jóvenes vivirán en comunidad con los maestros y practicarán un continuo control de su espíritu popular. El trabajo estará prohibido hasta los 18 años.
13. La lucha del pueblo necesita un instrumento popular. Al efecto se articulará un ejército popular. El ejército y la milicia deberán ser permeables al pensamiento político, y especializados en el uso de las armas más modernas y de las tecnologías más avanzadas.
14. Luha contra las conciencias mentirosas y los falsos mitos y su difusión por radio, periódicos, películas, televisión, y manifestaciones artísticas y culturales que condicionan y deseducan al pueblo.
15. La medicina es patrimonio del pueblo y la prestación médica en sí misma se entiende como simple servicio social. La posesión de la casa es la primera fase de una poítica que integra al hombre en su ambiente natural, más allá de especulaciones edilicias, descentralización urbana y de despersonalización del individuo.
16. El envenenamiento de la atmósfera y del mar, la deforestación y el urbanismo son consecuencias de la lógica capitalista y colectivista.
Tales hechhos cesarán para reestablecer condiciones de vida saludables para el hombre y para la preservación de su ambiente.
Organizzazione Lotta di Popolo (1971)
Extraído por SDUI de: ¿Qué es ser Nacional-Revolucionario? de Juan Antonio Llopart Senent (Ediciones Fides)
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