viernes, 1 de mayo de 2015

La Autenticidad del Nacionalsindicalismo



La aparición del Fascismo italiano en 1919 y el Nacionalsocialismo alemán en 1933 trajo consigo en el resto de países europeos intentos - más o menos fallidos - de copias "baratas" de estos movimientos. Ejemplo claro de esto es el movimiento Fascista inglés de Mosley. Cuando los triunfos del Fascismo y del Nacionalsocialismo, en Italia y Alemania respectivamente, se hicieron cada vez más notorios, los intentos de exportación y copia de estos movimientos fieles a la particular idiosincrasia de su nación, aumentaron. Estos intentos de exportación y copia fueron, como era de esperar, un estrepitoso fracaso. No se daban cuenta, estos traidores a su pueblo, que fracasaban porque el Fascismo y el Nacionalsocialsmo eran movimientos genuinos y propios del pueblo italiano y germano.

Han pasado más de 70 años, y ahora no ya sólo se intenta implantar en España un movimiento ajeno a él, a su esencia, a sus tradiciones, a sus costumbres, a su idiosincrasia y a su pueblo, sino que además, se intentan implantar movimientos bajo los mismo lemas anacrónicos y muertos del s. XX. Increíble, pero cierto.

Y es que sumado a las siempre presentes importaciones traidoras ahora se han sumado las ancianidades. Ancianidades que no hacen más que inmiscuirse y entorpecer la auténtica revolución hispánica y juvenil.

No hay otra palabra mejor para describir a los plagiadores, que la de traidores. Traidores a su pueblo, a su historia y a su patria. España no se salvará ensalzando la raza germánica y a sus pensadores, ni tampoco intentanto reconstruir la Nueva Roma. España es - y esto es una afirmación irrefutable - un pueblo rico en grandes virtudes, genuinas y particulares. Virtudes que ningún otro pueblo posee. Virtudes que nos han llevado a formar el mayor Imperio conocido jamás por la historia.  Pueblo que vió nacer a Cervantes y de él la obra cumbre de la literatura española, la obra que define a la perfección al pueblo español, noble, bravío y justo.

"Nadie puede creer en serio que para conducir al pueblo español hacia jornadas triunfales, en pos de la Patria, el pan y la justicia, sea conveniente, ni necesario, ni posible, mostrarle una estampita, en un cromo, lo bien que funciona una marca política en este país o en aquél.

España se salvará extrayendo de sí el coraje, el contenido y las formas de una política, pariendo con sangre de sacrificio y dolor de autenticidad el futuro de sus rutas.

No podemos encomendar a ningún país extranjero el hallazgo de nuestra gloria y de nuestra propia salvación. Somos bravíos y genuinos. Pueblo entero, creador y sabio."(1)

Sumemos al grito de: ¡No más reyes de estirpe extranjera! El de: ¡No más ideologías de esencia extranjera!

Luchemos por nuestro pueblo, el español. Recuperamos nuestra autenticidad, la hispánica. Luchemos por el verdadero ideal español, el nacionalsindicalista.

Por Mario Montero
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(1): Ramiro Ledesma Ramos; JONS, nº 1, Mayo 1933. 

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