domingo, 29 de marzo de 2015

Construyendo la Revolución.



"Las revoluciones son sólo fecundas cuando el pueblo las elabora y hace hasta el fin"(1)
No hay tarea más necesaria que la de nacionalizar a las masas populares e inyectar en ellas un verdadero sentido hispánico y antiburgués (contra la burguesía y su sistema, el capitalismo) para hacer de ellas el pilar básico del Estado y la nación popular.

La revolución, que es necesaria, será de carácter nacional y social; social, porque será llevada a cabo por las masas populares y nacional, porque la redención de las masas populares está ligada a la conquista de la Patria, libre y soberana.

Todo esto pasa, como ya he dicho por la destrucción de un sistema, el capitalista y su clase parasitaria, la burguesía. Para esto es necesario la formación de un movimiento revolucionario abiertamente antiburgués y antimarxista. Debemos hacer ver a los obreros que el marxismo internacionalista no es ninguna solución. La solución no pasa por el internacionalismo, que sólo beneficia a las élites financieras, las cuales son internacionales porque su capital lo es.

Urge también la formación de unas falanges jóvenes y valientes que sean profundamente nacionales y radicalmente sociales, y verdaderamente ansíen el reemplazo de este sistema y régimen tiránico.

La misión de inyectar a las masas populares un sentimiento nacional y al mismo tiempo antiburgués es una de las más arduas misiones, la cual está encomendada a las juventudes nacionalistas.

Nosotros, los auténticos revolucionarios reconocemos nuestro ferviente deseo de acabar con el régimen liberal demoburgués imperante y con el capitalismo internacionalista y antinacional.

Declaramos sin reparo alguno que:

Frente a su capitalismo exacerbado, tiránico y esclavista, impondremos nuestro socialismo nacional en forma de sindicalismo.

Frente a su democracia parlamentaria representativa y partidista, impondremos nuestra democracia directa, total, comunal y descentralizada, es decir, una verdadera democracia nacida del pueblo.

Frente a la explotación del planeta y sus recursos, impondremos nuestras políticas de defensa del medio ambiente; contra el maltrato animal, contra el 'fraking', contra la sobreproducción, contra los pesticidas nocivos para todo el ecosistema etc.

Frente a la primacía del capital sobre el trabajo, impondremos nuestro sindicalismo autogestionario y nacional, en el que el trabajo primará sobre el capital. Los medios de producción y la plusvalía irán, por tanto, a parar a los trabajadores.

Frente a sus modernas formas de esclavismo, impondremos nuestro profundo respeto a la dignidad del hombre.

Frente a su colonización cultural, la imposición de los valores liberales e ilustrados y la homogeneización de la humanidad, impondremos nuestra ferviente defensa de las identidades y culturas nacionales.

Frente a su devaluación de los obreros y su trabajo, impondremos nuestra elevación de las masas populares a la categoría de "ciudadanos de primera"  y su incorporación a la vida pública del país.

Frente a su individualismo burgués y egoísta, impondremos nuestro sentimiento comunitario de sacrificio en pos de la comunidad.

Frente a su degradación y decadencia moral, impondremos nuestra subversión moral, en la que valores como el honor, trabajo, justicia y la verdad vuelvan estar presentes en nuestra sociedad y recobren significado.

Frente a su progresismo, nuestro tradicionalismo eterno, dinámico y popular, nacido de lo más profundo de los pueblos.

Frente a los neo imperialismos, impondremos nuestra férrea defensa de la libertad de las patrias.

Frente a sus fenómenos globalizadores, inmigracionistas y homogeneizadores, impondremos nuestra preservación cultural y étnica.

Frente a sus nuevas formas de terrorismo, impondremos nuestra implacable justicia.

Frente a su sociedad de clases, impondremos nuestra sociedad en la que las personas se diferenciarán entre:

"Capaces contra ineptos.
Laboriosos contra vagos.
Generosos contra ramplones.
Animosos contra cobardes.
Patriotas contra descastados."(2)

Frente a sus privatizaciones tiránicas e inhumanas, impondremos nuestra nacionalización de la banca, los medios de comunicación, las grandes empresas de luz y agua, las tierras y los transportes.

Frente a su usura injusta y especuladora, impondremos nuestra banca nacional al servicio del pueblo.

Frente a su despilfarro y consumismo exagerado, impondremos nuestra austeridad.

Frente a su apatía, impondremos nuestra REVOLUCIÓN.

Por la identidad cultural y étnica de los pueblos, por la libertad profunda del hombre, por la justicia social, por la defensa del medio ambiente, por el desarrollo del tercer mundo y por la dignidad de las personas, ¡Abajo el Capitalismo! ¡Arriba la Revolución!


"Haced de la causa del pueblo la causa de la nación, y la causa de la nación será la causa del pueblo”.(3)

Por Mario Montero
_____________


(1)Ramiro Ledesma Ramos, "La Conquista del Estado".
(2): Ramiro Ledesma Ramos, "La Patria Libre".
(3)Lenin, "¿Qué hacer?".

sábado, 28 de marzo de 2015

Llamo al toro de España


Alza, toro de España: levántate, despierta.
Despiértate del todo, toro de negra espuma,
que respiras la luz y rezumas la sombra,
y concentras los mares bajo tu piel cerrada.

                        Despiértate.

Despiértate del todo, que te veo dormido,
un pedazo del pecho y otro de la cabeza:
que aún no te has despertado como despierta un
toro cuando se le acomete con traiciones lobunas.

                          Levántate.

Resopla tu poder, despliega tu esqueleto,
enarbola tu frente con las rotundas hachas,
con las dos herramientas de asustar a los astros,
de amenazar al cielo con astas de tragedia.

                          Esgrímete.

Toro en la primavera más toro que otras veces,
en España más toro, toro, que en otras partes.
Más cálido que nunca, mas volcánico, toro,
que irradias, que iluminas al fuego, yérguete.

                     Desencadénate.

Desencadena el raudo corazón que te orienta
por las plazas de España, sobre su astral arena.
A desollarte vivo vienen lobos y águilas
que han envidiado siempre tu hermosura de pueblo.

                            Yérguete.

No te van a castrar: no dejarás que llegue
hasta tus atributos de varón abundante
esa mano felina que pretende arrancártelos
de cuajo, impunemente: pataléalos, toro.

                             Víbrate.

No te van a absorber la sangre de riqueza,
no te arrebatarán los ojos minerales.
La piel donde recoge resplandor el lucero
no arrancarán del toro de torrencial mercurio.

                          Revuélvete.

Es como si quisieran arrancar la piel al sol,
al torrente la espuma con una y picotazo.
No te van a castrar, poder tan masculino
que fecundas la piedra; no te van a castrar.

                            Truénate.


No retrocede el toro: no da un paso hacia atrás
si no es para escarbar sangre y furia en la arena,
unir todas sus fuerzas, y desde las pezuñas
abalanzarse luego con decisión de rayo.

                          Abalánzate.

Gran toro que en el bronce y en la piedra has
mamado, y en el granito fiero paciste la fiereza:
revuélvete en el alma de todos los que han visto
la luz primera en esta península ultrajada.

                           Revuélvete.

Partido en dos pedazos, este toro de siglos,
este toro que dentro de nosotros habita:
partido en dos mitades, con una mataría
y con la otra mitad moriría luchando.

                          Atorbellínate.

De la airada cabeza que fortalece el mundo,
del cuello como un bloque de titanes en marcha,
brotará la victoria como un ancho bramido
que hará sangrar al mármol y sonar a la arena.

                                Sálvate.

Despierta, toro: esgrime, desencadena, víbrate.
Levanta, toro: truena, toro, abalánzate.
Atorbellínate, toro: revuélvete.
Sálvate, denso toro de emocion y de Espana.
Sálvate.

Por Miguel Hernández

lunes, 23 de marzo de 2015

BIENVENIDOS A YANQUILANDIA




Estados Unidos. Esa potencia mundial que predica la democracia, la paz y la justicia declarando la guerra (siempre con algún falso predicamento) a quien se atreva a amenazar sus intereses económicos. Ese país que cede toda su soberanía a unos cuantos banqueros, en su mayoría semitas, a los que el pueblo encomienda su destino. Esa nación, sin apenas prestaciones sociales, en la que ser pobre puede significar la muerte por una enfermedad menor o la imposibilidad de recibir una educación después de los 18 años.
Ese país deshumanizado, formado por grandiosas ciudades modernas en las que las personas están solas, y en las que (¡gracias multiculturalidad!) no existe siquiera una comida típica.
Ese Estado que protege a las multinacionales frente a la pequeña y mediana propiedad y que trata de imponer una anticultura global en todos los países del mundo, suplantando así las diversas identidades del resto de naciones.
Esa república federal formada por personas procedentes de diversos lugares que no poseían absolutamente ningún lazo común, y cimentada sobre los valores de un tiránico y abominable sistema denominado "capitalismo".
Estados Unidos, ese país que nos señalan como ejemplo a seguir.

Por Hermann Boho

domingo, 22 de marzo de 2015

Transición del capitalismo a nacionalsindicalismo.



Transición revolucionaria

  Se trataría de un cambio radical y repentino que no permita ni vueltas atrás ni frenos a causa de las dilaciones reformistas (en estas situaciones las vueltas atrás y las revoluciones a medias tienen siempre consecuencias mucho peores que cualquier otra alternativa). Debería constar de dos primeras fases, según el nivel de prioridad de las medidas, y otra de consolidación, aunque antes se haría necesaria una fase previa de preparación enfocada a garantizar el suministro necesario de materias primas, energía y alimentos (para lo cual sería preciso establecer las oportunas alianzas políticoeconómicas con los países que pudieran asegurarnos dichos suministros), así como a aumentar el ahorro interno y las demás medidas previas ya apuntadas en el modelo de transición reformista. Después de esta fase previa de preparación ya podríamos afrontar las fases de la transición propiamente dicha.

  • Primera fase (primeros días de la transición):

  A) Medidas previas de control del ahorro interno y de control de los mercados financieros (bloqueo temporal de cuentas no corrientes, suspensión de las cotizaciones en Bolsa, etc.)

  B) Supresión del pago de las rentas de los productores

  C) Autogestión inmediata de todas las medianas y grandes empresas, pero manteniendo los directivos temporalmente

  D) Nacionalización del sistema bancario y de los seguros

  E) Establecimiento de una política arancelaria proteccionista como precaución comercial

  F) Ajustes secundarios: Habría que tratar por separado las hipotecas de vivienda, las rentas de alquiler y los créditos al consumo, habría que adoptar medidas como el traspaso a la Seguridad Social de los planes de pensiones privados que dependen de ingresos accionariales; se compensaría a los pequeños accionistas y rentistas para evitar la enajenación de miles de acciones y obligaciones; etc.

Segunda fase (siguientes semanas y meses):

  A) Supresión del salariado

  B) Proceso de sindicalización de las empresas

  C) Estructuración del sindicalismo unitario vertical y territorial

  D) Pago de indemnizaciones a los antiguos propietarios a base de los beneficios que vayan generando las empresas

  E) Posible reducción del comercio con el exterior, reduciendo las importaciones y creando nuevos hábitos de consumo si es necesario (Krugman ha demostrado en 1990 que si se redujera el comercio mundial un 50%, la renta mundial sólo se reduciría un 2´5%)

  F) Creación de un impuesto sobre el uso de los activos de capital (para compensar la falta del ahorro por la supresión de los tipos de interés y para reducir la inflación)

Tercera fase:

  Sería en realidad una continuación de la segunda (incluyendo el nuevo sistema monetario –medida M de la transición reformista– como continuación lógica de la medida F de la fase anterior) y culminaría con la adopción de todas las medidas necesarias para completar el sistema nacionalsindicalista. Las consecuencias de esta transición revolucionaria en la primera fase no serían tan perniciosas como las de la reformista, pues no se da tiempo a los capitalistas a defenderse cuando aún están fuertes. Al día siguiente de la Revolución casi todos seguirían trabajando en lo mismo que antes y los directivos seguirían dirigiendo las empresas. Se seguiría fabricando y vendiendo como antes y sólo se quedarían en paro los capitalistas y los financieros. Los verdaderos efectos se empezarían a notar al final de la segunda fase, pero los instrumentos de poder y de control económico estarán ya en manos del Estado y del Sindicato. Un cambio similar al descrito Scheweickart lo ve como posible, pero no factible, si no se dan unas circunstancias revolucionarias. En una democracia liberal cuesta imaginarse tal perspectiva (ya se vio en la Suecia de 1976).

  Lo importante es que el pueblo desee el cambio y lo apoye. Un pueblo dispuesto a producir riqueza puede salir adelante por encima de todas las dificultades que, sin duda se le opondrán.

  En buena medida los problemas ya planteados se mostrarán de forma permanente, pero su incidencia será cada vez menor a medida que se superen las fases iniciales de la transición revolucionaria, pero dependería mucho de la hostilidad que puedan mostrar las demás naciones y los centros de poder económico mundial. Un hipotético bloqueo económico podría tener efectos desastrosos, especialmente si incluyese a los países que nos exportan energía y materias primas. Ello hace imprescindible buscar, antes de lanzarse al cambio revolucionario, las alianzas internacionales precisas para garantizar la viabilidad del cambio. Evidentemente ningún país de la Unión Europea o los E.E.U.U. estaría interesado en apoyar un cambio de sistema en España (si acaso en boicotearlo), pues sus intereses chocan con tal circunstancia. Sólo los países sin un interés directo en inversiones capitalistas en la economía española (más allá del interés meramente comercial) y que basen su política internacional en el respeto a la soberanía nacional de las demás naciones, podrían ser los aliados potenciales de una España nacionalsindicalista (sin que ello suponga identificación ideológica mutua, por supuesto, sino sólo alianza estratégica). Hoy por hoy las opciones de alianza estratégica internacional no son pocas, y pasan principalmente por los países de la alianza de los B.R.I.C.S. (Brasil, Rusia, India, China, Sudáfrica y sus aliados, en gran medida de Hispanoamérica, lo que coloca a España en una posición privilegiada para buscar esa alianza), que es hacia los que entiendo que interesa reorientar nuestra estrategia de política internacional de alianzas.

  Sería preciso enfocar la política energética hacia la autosuficiencia, especialmente desarrollando las energías alternativas, pero hay que ser consciente de que, hoy por hoy, la autarquía es inviable. Tendríamos que intentar no marginarnos totalmente del comercio internacional (pese a que en buena medida posiblemente haya que hacerlo) y optimizar los recursos nacionales. Pero, la verdad es que no es posible establecer claramente todas las consecuencias económicas de la aplicación del nacionalsindicalismo en un medio hostil. Dependería ya de cuestiones de política internacional ajenas a la propia economía, pero con indudable incidencia en ella.

  Lo que no podemos cuestionar los falangistas, después de llegar a la conclusión de que el actual sistema capitalista es la causa de los principales males de la humanidad, del suicidio del planeta y de nuestra patria, es que la sustitución del capitalismo por un sistema económico más justo es una alta tarea moral absolutamente necesaria. Sostener otra cosa es un delito de lesa humanidad y contra España.

Por Jorge Garrido San Román

Extraído por SDUI de: "Nacionalsindicalismo como alternativa al capitalismo"

jueves, 19 de marzo de 2015

La Hora de los Pueblos




Decía Perón, hace exactamente cuarenta y cuatro años: “el despertar de una nueva consciencia social en marcha hace pensar que si en la etapa industrial fue posible la explotación del hombre y de los pueblos sometidos al colonialismo imperialista, en la etapa postindustrial, que ya se anuncia, no será posible seguir con semejantes métodos y sistemas… comienza ya “la hora de los pueblos”, caracterizada por la liberación de las naciones del yugo opresor de los imperialismos como por la supresión de la injusticia social” Esto es precisamente lo que caracteriza la coyuntura mundial por la cual ahora estamos atravesando: el resurgir de las Patrias y los Pueblos. La desglobalización avanza por los Nacionalismos Sociales Identitarios que los Pueblos están tomando instintivamente para ganar su Libertad, Justicia y Soberanía. No fue frenada la globalización por aquellos grupos neo-marxistas que se dedicaban a realizar disturbios en los alrededores de las convenciones del G-7 o del FMI en los ’90, porque esos grupos tan solo pretendían oponer a una globalización otra globalización de signo supuestamente distinto. Al fuego se lo apaga con agua, no con mas fuego; de aquí que la verdad sea que a la globalización, es decir: al internacionalismo, solo se le pueda combatir y vencer mediante su fuerza contraria: el nacionalismo. Y doy por sentado aquí que el lector entenderá a qué me refiero cuando digo nacionalismo; porque no hablo yo acá de “derechas” o “izquierdas”, ya que el nacionalismo en verdad va mucho mas allá de estos rótulos. Por el contrario, el verdadero signo de este tiempo es el Nacionalismo Social de los Movimientos Identitarios que naturalmente están naciendo del seno de los Pueblos. Movimientos que se manifiestan de modo tal que pasan por encima de cualquier definición ideológica del pasado. Debe ya comprenderse esto: las ideologías decimonónicas han muerto. Ya fueron aplicadas y han fracasado. Esto es un hecho del cual la estructura mental del común de la gente aun no da cuenta, debido sobre todo por el achatamiento masivo del intelecto que el Poder Mundial realiza mediante la televisión y la prensa a su servicio. Sin embargo, las “estructuras mentales” no cuentan para la “fuerza de los tiempos”, ya que esta última responde a lo fáctico. De todo esto resulta que, más allá de los rótulos, el Nacionalismo Social Identitario está surgiendo en todos aquellos sitios donde los Pueblos se rebelan contra la homogeneización y la explotación mundialista. Venezuela, Rusia e Irán son tres ejemplos de este resurgir de las Naciones:

• Venezuela: Casi todo el mundo piensa que Chávez es “marxista”, siendo la verdad que se trata de un caudillo nacionalista. Si bien es cierto que en Venezuela se apela mucho al “marxismo” como fuente ideológica, esto se hace desde un reconstruccionismo tal que, a fin de cuentas, resulta ser su más profunda negación. En Venezuela el marxismo es un ropaje, no una realidad: es una etiqueta “políticamente correcta” que ha tomado el chavismo a partir del escándalo Ceresole que atravesó el país a comienzos de su “Revolución Bolivariana”. Norberto Ceresole fue sin dudas quien mejor ha interpretado la geopolítica del mundo posterior a la guerra fría y el único que ha erigido un esquema de posicionamiento coherente para Hispanoamérica en este nuevo mundo. Este geopolítico argentino ejerció una gran influencia en Hugo Chávez, fue su mentor ideológico y su compañero de luchas desde 1994 hasta su ascenso a la presidencia en 1999, pero a apenas un mes de haber subido Chávez al poder cayó en desgracia; esto se debió a cuatro factores: la presión del sionismo internacional que tenia marcado a Ceresole, la presión de Cuba a través del venezolano marxista Vicente Rangel, la presión norteamericana a través de la oposición oligárquica venezolana que se valió del estigma de “nazi-fascista” con que enrostraron al argentino para así ensuciar a Chávez y, por último: la incontinencia verbal y el afán de protagonismo del mismo Ceresole lo cual no hizo mas que allanar el terreno a las tres operaciones antes descriptas. Puestas así las cosas, en el mismo inicio de la “Revolución Bolivariana” y, por ende, en el momento de su mayor debilidad, es que Chávez suelta la mano de Ceresole y este es deportado de Venezuela por orden del marxista filocubano Vicente Rangel (por entonces canciller) tras dos semanas de escándalo mediático (18). Fue así que el chavismo giró a la izquierda, tomando una vestimenta “socialmente aceptable” para el Poder Mundial, el cual a partir de estos sucesos creyó ver en Chávez alguien controlable… mas no tardaría el líder venezolano en demostrar lo contrario: la nacionalización del petróleo y la geopolítica latinoamericanista y antiimperialista que tomó Venezuela quitaría al establishment mundialista su ilusión al respecto. El pilar fundamental de la Revolución Bolivariana es la identidad latinoamericana, y no existe nada mas ajeno al sentir latinoamericano (del cual Venezuela es un representante arquetípico) que el materialismo ateo, puramente economicista, de Marx. Por eso no es llamativo que en Venezuela todos los partidos auténticamente marxistas se opongan a Chávez. El socialismo bolivariano es un socialismo identitario fuertemente apoyado en el profundo catolicismo de la cultura caribeña. No me refiero aquí a una raigambre eclesiástica, sino cultural-religiosa, ligada al cristianismo románico primitivo que trajo a América la colonización española. Chávez mismo es un convencido creyente que suele hacer apariciones televisivas con la cruz en la mano. Su antiimperialismo se nutre de la aversión que la Sudamérica latina y católica siente por la Norteamérica anglosajona y protestante. La Norteamérica calvinista ama a los ricos y poderosos en tanto la Sudamérica católica ama a los pobres y desamparados. Son polos opuestos, dos mundos de esencia distinta, de valores enfrentados, que se desconocen y rechazan. Al socialismo chavista no hay que buscarle sus raíces en el clasismo marxista, sino más bien en una especie de redencionismo cristiano primitivo. Es decir: la Revolución Bolivariana no tiene en esencia ni un solo punto de relación con el racionalismo materialista cosmopolita que es nexo común entre liberales y marxistas. Aunque no lo digan, sus fortalezas son de raigambre ceresoliana, pero también lo es su debilidad: el pragmatismo ceresoliano y su principio de concentración del poder, es decir, el personalismo, es la mayor flaqueza de la Revolución Bolivariana. Hoy Chávez está gravemente enfermo y aun así se niega a soltar las riendas del poder incluso cuando es intervenido quirúrgicamente o esta convaleciente, lo cual demuestra su necesidad de actuar de tal modo. Esto se debe a que (como ya decía Ceresole allá por los inicios de la constituyente venezolana en 1999) el chavismo no es un movimiento sino un caudillismo. Hoy los hechos parecen confirmar con vehemencia que el chavismo no podrá sobrevivir a Chávez y que, a partir de esto, si Chávez fallece Venezuela caerá de lleno en una lucha solapada entre Cuba y los EE.UU. por la preeminencia en el país caribeño (para EE.UU. el petróleo venezolano es de fundamental importancia, en tanto para el régimen de Cuba es cuestión de vida o muerte) Lo mas grave es que esa lucha probablemente devenga en enfrentamiento armado, lo cual produciría una grave desestabilización en el continente sudamericano. En un escenario semejante, muy posiblemente EE.UU. se valdría de Colombia para recuperar su control sobre el petróleo y la política venezolana, lo cual acarrearía el muy serio peligro de que en Sudamérica se repita el escenario de las denominadas “primaveras árabes” en cercano oriente, con todo lo que ello implica: guerra civil, caos, muerte y “bombardeos humanitarios” Otra opción para el Departamento de Estado sería mantener un chavismo sin Chávez, vacío de contenido, que le asegure a los EE.UU. el control total del petróleo, pero, repito, el factor Cuba (y, también, las FARC) lo haría prácticamente inviable, por lo que lo mas probable es que una hipotética muerte de Chávez lleve a Venezuela a un estado de anarquía que pondrá a la región en el centro de la mira de las intervenciones mundialistas mediante sus guerras de cuarta generación.

• Rusia: El advenimiento de Vladimir Putin al gobierno de Rusia implica el retorno de dicho país a sus originales cauces históricos: el restablecimiento de la ruta de la seda mediante la conformación del bloque eurasiático. La reivindicación rusa ante el avance mundialista parte (como no podía ser de otro modo) de su fuerte identidad nacional, cultural y religiosa. Rusia posee una religión propia y una cultura de mil años. Geopolíticamente es el “Heartland” del que hablaba Sir Halford Mackinder, el “pivote geográfico de la historia” sin el control del cual el establecimiento del imperio mundial es imposible. La globalización fue detenida por el renacimiento ruso, en esto no cabe ningún tipo de duda. De lo que se debe cuidar Rusia es de no anteponer al imperialismo otro imperialismo. Su lucha hoy es de liberación, pero mañana puede tomar formas expansionistas. La triste experiencia de las naciones que cayeron bajo su órbita en el periodo soviético, el recuerdo del horror de esa oscura época, es lo que mas conspira contra la conformación de Eurasia. Putin debe aprender a colocarse como referente máximo en la liberación de las naciones y no como un paneslavista. Del camino que tome Rusia depende el futuro del mundo.

• Irán: El caso de Irán es excepcional por el hecho de haber sido el único segmento importante del mercado mundial que pudo mantenerse al margen del proceso globalizador imperial que siguió a la caída de la URSS. Esto fue posible gracias al socialismo teológico de su Revolución Islámica. En palabras de Norberto Ceresole: “La revolución islámica, dirigida en Irán por el Imam Jomeini, no se asemeja a ninguna revolución anterior. Durante el curso de la historia existieron revoluciones dispuestas a cambiar un régimen político, revoluciones sociales orientadas por los miserables contra los poderosos, revoluciones nacionales dirigidas contra un opresor colonialista. La revolución iraní lo contiene todo: ella es política porque puso fin a la tiranía del Sha, ella es social porque liberó a las masas oprimidas por una oligarquía de la riqueza, ella es nacional porque hizo revivir una de las más viejas y más bellas culturas del mundo contra la idolatría del dinero, impuesta con el Sha y el neocolonialismo norteamericano. Pero la revolución iraní tiene una significación inédita: ella cuestiona y transforma no solamente un régimen político y social neocolonial sino, más allá de él, toda una civilización, toda una concepción del mundo y de la vida. Fue hecha contra esa religión que no osa decir su nombre, pero que se llama monoteísmo de mercado, y que pretende regir, en el mundo entero, todas las relaciones sociales y humanas, bajo la dirección de los Estados Unidos de América. Contra la idolatría del dinero, el pueblo iraní, guiado por el Imam Jomeini hizo triunfar la revolución en nombre del Islam. Es decir, de la sumisión a Dios, que es el principio de toda fe, ya que Dios, como dice el Corán, 'a transmitido su espíritu en el primer hombre', recordando, al mundo entero, su vocación primera, que es su vocación divina. Es por ello que la revolución iraní provoca la ira de todos aquellos en los que prima el sentido del 'crecimiento', no del crecimiento del hombre y de lo divino que habita en él, sino el crecimiento de la riqueza para los privilegiados, y de la miseria para las multitudes, y no permitiendo, ni a los unos ni a los otros, más que un bienestar de supermercado". Irán ha sorteado con sacrificio, valor y, sobre todo, mucha habilidad, las constantes agresiones que ha recibido por parte del Poder Mundial. Fue duramente atacada en reiteradas ocasiones por diversos frentes. Apenas realizada la Revolución Islámica, mal armados y en situación de extrema vulnerabilidad, los iraníes lograron resistir con éxito la agresión de Irak patrocinada por los EE.UU. La guerra entre Irán e Irak duró diez años y fue extremadamente cruenta, se sobrepuso a ella el país persa y se alzó con la victoria. Ha sabido también Irán mantener a raya el inmenso poderío militar de Israel y poner freno a su ambición de dominio del Mediterráneo Oriental mediante el Hezbollah adiestrado por su Guardia Revolucionaria. La capacidad de combate del Hezbollah ha demostrado ser altísima y es sin dudas la milicia más avezada que existe en materia de guerra asimétrica. El Hezbollah es un brazo de la Guardia Revolucionaria iraní, la cual es a su vez una fuerza militar independiente de las tradicionales Fuerzas Armadas del país persa, en esto análoga a lo que fueron las temibles Waffen SS de la Alemania Nacionalsocialista, con el importante agregado que la Guardia Revolucionaria no se limita a fuerzas terrestres sino que también abarca marítimas y aeronáuticas, está además enérgicamente motivada no solo por valores nacionalistas, sino también religiosos, todo lo cual hace de ella una fuerza militar de Elite extraordinaria. Debido a su estratégica posición geográfica, su proyección geopolítica y su enorme producción petrolífera, Irán es centro de gravedad para el Asia central. Para tener una idea de esto baste decir que de su petróleo dependen en forma directa India y China. Su relativamente fácil control sobre el estrecho de Hormuz (paso por el cual atraviesa la mayor cantidad de petróleo del que se abastece el mundo) y su proyección inmediata sobre el Golfo Pérsico, el Mar Arábigo y el Mar Caspio, hacen de Irán el principal handicap estratégico para el proceso de dominación universal llevado a cabo por el Imperio anglo-norteamericano sionista. De esta manera la alianza geoestratégica entre Irán y Rusia se da de manera natural. Sin Irán, Rusia quedaría completamente cercada… del mismo modo pasa a la inversa: sin Rusia, Irán quedaría completamente rodeada de ejércitos enemigos contiguos, además de quedar totalmente a merced del poderío nuclear atlantista. Esta aproximación indirecta sobre Irán el Imperio Mundial lo viene realizando desde la misma caída de la U.R.S.S. El renacimiento de Rusia ha sido fundamental para la supervivencia iraní, sin Rusia hubiese caído Siria, y sin Siria Irán no hubiese podido detener a Israel en su expansión por el control del Mediterráneo Oriental. China a su vez depende enteramente del petróleo iraní para no caer bajo las garras del control imperial sobre el índico. La soberanía de China depende de la soberanía de Irán. China es contigua a India, Pakistán, Afganistán y Rusia; Irán a su vez tiene lazos con India y Pakistán, ambas potencias enfrentadas en la zona, con Pakistán lazos religiosos y con India lazos raciales. El papel de Pakistán e India en el conflicto dependerá de lo que haga uno con respecto al otro, y en esto preveo una muy posible operación del Imperio Mundial para enfrentarlas según su conveniencias (ambas son potencias nucleares, por lo que puede entenderse las consecuencias de esto).

Como podemos ver, estos tres países, arquetipos del renacimiento de los Pueblos en su resistencia al mundialismo del Imperio anglo-norteamericano sionista, se caracterizan por compartir tres factores fundamentales en común: la reivindicación nacional-cultural, social y religiosa. Esto se debe a que la globalización no es solamente la universalización del capitalismo, es también la homogeneización del género humano, lo cual es un atentado contra natura. Está en la naturaleza intrínseca del hombre la identidad. La identidad no es un armado ideológico como lo son el liberalismo y el marxismo, la identidad es una realidad inherente al Orden Natural.

El hecho es que sin identidad no hay persona. La palabra persona tiene un origen etimológico relacionado con el verbo “pertenecer”, mas específicamente en el sentido “realizar un papel”; es decir: ser “alguien” y no “algo”. Y para la mundialización no hay personas, sino “individuos”. “Individuo” significa “indiviso”, es decir, una mera unidad, un número. La globalización reduce al hombre a meras unidades indiferenciadas. Esta aberración contra natura genera entonces una reacción surgida de la naturaleza misma del hombre, de su alma, de todo su ser, que se niega a ser reducido a la categoría de objeto inanimado. Esta es la razón por la cual la globalización está destinada al más estrepitoso fracaso.

Entre la globalización capitalista y el internacionalismo comunista no hay diferencia alguna. De hecho, a primera vista podría parecer que la diferencia radicaría en que el comunismo fue un intento de homogeneización humana aun mas brutal, pero si uno presta atención enseguida caerá en la cuenta que la globalización capitalista desde la misma caída de la U.R.S.S. ha tomado de ella su metodología despótica. La globalización es la materialización exacta del “mundo feliz” de Aldous Huxley, es el capitalismo aplicado mediante métodos comunistas. Comunismo y capitalismo comparten origen y objetivo, uno y otro han sido creados como instrumentos para la dominación del orbe por parte de la oligarquía sionista. Ambos llevan la desigualdad y la explotación en su seno. Esta demencial empresa será derrotada, contra ella se levantarán los Pueblos en su autoafirmación y hambre de justicia.

La torre de babel ya comenzó a desmoronarse… de entre sus ruinas resurgirán las Naciones, las cuales ya no tendrán sus fronteras delimitadas en líneas sobre mapas, sino en ligámenes étnicos, culturales y religiosos. Se formarán grandes bloques unidos por la identidad, y estos bloques a su vez se aliarán entre sí por proyección geopolítica y necesidad geoestratégica contra el Enemigo en común. Los vientos siembran tempestades… y el Imperio ha sembrado huracanes. Hoy, fruto de la agresividad mundialista, se ha hecho realidad lo que hasta hace pocos años resultaba impensable: la unión geoestratégica entre Rusia y China. Si Hispanoamérica hoy fuese invadida, muy posiblemente se daría lo mismo; de hecho, la división geopolítica de la Sudamérica hispana es la mas artificiosa de todas las balcanizaciones realizadas por el Imperio mundialista; los nexos culturales y religiosos de las Naciones que componen a Hispanoamérica son tan fuertes que su división es una aberración antinatural. Pero esta unión geopolítica necesaria solo podrá ser realizada por el liderazgo de una potencia regional.

Por Bruno Capasso

Extraído por SDUI de: "Año XII"

miércoles, 18 de marzo de 2015

Firmes y Leales a la Muerte


De viento ráfagas perdidas, 
De muerte llantos enmudecen,
De bellas aves cantos muertos,
De ráfagas fugaces sus cantares.

Corren sin temor
Por los caminos del furor,
Fieros soldados,
Del territorio libre dueños;
Bellas espadas portan,
Guantes de cuero las sostienen,
Escudos de plata relucen,
Magníficos corceles se avecinan,
Una guerra sin precedentes les espera.

Tiemblan las hojas relucientes
En manos de inexpertos combatientes,
Ojos sin órbita reflejan,
Escasos años de experiencia.

Se asoma el sol en un costado,
Triste señal de fin cantado.
El capitán hace sonar su cuerno,
El enemigo hace avanzar sus huestes,
Prestos ambos a caer inertes,
Firmes y leales a la muerte.



Por Draco

lunes, 16 de marzo de 2015

Renovarse O Morir

El tercerposicionismo español vive actualmente, y desde hace ya bastante tiempo, en un ghetto del que se niega a salir. Nuestro país está en la situación perfecta para el surgimiento de un movimiento tercerposicionista; una clase media mileurista luchando por llegar a fin de mes, una profundísima crisis económica y una casta financiera que dirige, sin mayor propósito que el de enriquecerse, las riendas de nuestra Nación.

Y a pesar de todo esto, no sucede nada. El único movimiento "antisistema" (aunque en realidad son los defensores más radicales de éste) es Podemos. Analizando esto, me he parado a pensar en el porqué de esta situación, y de todas las conclusiones que he sacado me gustaría centrarme en una, ya que creo que es vital y sobre todo que nosotros (o al menos una parte de nosotros), somos los únicos culpables, por lo que está en nuestras manos ponerle fin.

El tercerposicionismo español, como decía antes, se encuentra inmerso en un ghetto absolutamente avocado a la marginalidad y, por lo que parece, sin la firme intención de querer salir de esta. Para algunos, el seguir utilizando los símbolos y consignas de los años 30 representa ser "más puro que nadie", pero no se dan cuenta de que esto sólo actúa en detrimento nuestro. Los movimientos nacionalistas surgidos en Europa en la primera mitad del siglo XX eran absolutamente modernistas, vanguardistas y revolucionarios, contrarios al espíritu reaccionario de los tradicionalistas y al internacionalismo marxista. Proponían una modernidad alternativa al liberalismo y al marxismo, negando que la existencia humana fuese puramente material.

Hoy, en cambio, en estos movimientos predomina el sentimiento reaccionario, y cuando alguien propone cambiar las formas y los símbolos sobre los que la gente tiene ya unos prejuicios negativos, se le tacha de traidor. La extrema izquierda, en cambio, sí ha entendido la necesidad de renovarse y de ahí su éxito (véase Podemos).

El puritanismo carece totalmente de sentido ya que por esa vía nada se va a conseguir, y así es como nos quiere el enemigo; pequeños, utilizando un lenguaje incomprensible para el resto de la sociedad, refugiados en nuestras banderas y símbolos de siempre. Así, lo único que hacemos es dar gusto al enemigo y provocar en él la inevitable carcajada al vernos. Sin embargo, si nos renovamos, si cambiamos y si entramos en su juego de votos y urnas, se pueden alcanzar grandes objetivos; porque, no se engañen, la insurrección armada en una sociedad como la actual no tendría prácticamente ningún apoyo.

Nuestro único propósito es llevar a cabo la Revolución, siempre amparados y acogidos a nuestra idea de la Patria, para conseguir que España sea en verdad una Nación soberana y unida, en la que impere la justicia social. Este es nuestro fin, y ya lo dijo Ramiro Ledesma "si hay que hacer la Revolución Nacional al grito de ¡Abajo el fascismo!, pues a ello".

Por lo tanto, déjense de puritanismo señores; los uniformes eran vanguardistas en los años 30, hoy déjenselos a los boy scouts.


Por Hermann Boho

viernes, 13 de marzo de 2015

Sorel y el Sindicalismo Nacional



Si alguien se atreve a levantar su voz contra las ilusiones del racionalismo en el acto es considerado como un enemigo de la democracia
Georges Sorel (1847-1922) era un ingeniero francés, padre del revisionismo revolucionario que supera el carácter materialista del marxismo y llegará a ser básico para la génesis del fascismo. El ambiente intelectual de Sorel se enmarca en el Barrio Latino de París, muy lejos de las frías escuelas teoréticas de Viena.
Marxista confeso, Sorel pretende, originalmente, completar el pensamiento de su maestro. A principios del siglo XX el pensamiento socialista debe enfrentarse a una serie de problemas nuevos, difícilmente explicables mediante el análisis marxista ortodoxo. Sorel se desmarca de las estructuras racionalistas y destaca que el marxismo es la construcción de un mito revolucionario para ilusionar a las masas, negando su valor como explicación racional de la realidad.
Sorel niega el valor del racionalismo, al que acusa de corruptor. Antepone a Pascal y a Bergson frente a Descartes y a Sócrates. Sorel sustituye los fundamentos racionalistas y hegelianos del marxismo por:
1.- La nueva visión de la naturaleza humana que predica Le Bon, quien aconseja que “para vencer a las masas hay que tener previamente en cuenta los sentimientos que las animan, simular que se participa de ellos e intentar luego modificarlos provocando, mediante asociaciones rudimentarias, ciertas imágenes sugestivas; saber rectificar si es necesario y, sobre todo, adivinar en cada instante los sentimientos que se hacen brotar”. Resume Le Bon que “la razón crea la ciencia, los sentimientos dirigen la historia”.
2.- Por el anticartesianismo de Bergson. Las enseñanzas de Bergson permiten sustituir el contenido racionalista, es decir, utópico, del marxismo por los mitos revolucionarios. Sorel afirma que todo gran movimiento viene motivado por mitos. El método psicológico toma el relevo al enfoque mecanicista tradicional (1899), frente al método científico, el recurso a una teoría de los mitos sociales. Sorel no repudia el marxismo, incluso llega a defenderlo contra algunos socialistas democráticos. Se debe a que considera que no existe ninguna relación entre la verdad de una doctrina y su valor operativo en tanto que instrumento de combate. Sorel desplaza el mito de la esfera del intelecto y lo instala en la de la afectividad y la actividad. Una mentalidad religiosa contra la mentalidad racionalista. Sorel recuerda que Bergson nos ha enseñado que la religión no ocupa en exclusiva la región de la conciencia profunda, la ocupan también, por las mismas razones, los mitos revolucionarios. Con ello, Sorel rechaza el presunto carácter científico del marxismo y niega la posibilidad de la explicación social en términos cuasi matemáticos.
3.- Por la rebelión de Nietzsche.. La única actitud coherente del revolucionario es la negación de los valores imperantes y la afirmación de otros nuevos y rebeldes. En Reflexiones sobre la violencia, Sorel afirma: Los mitos no son descripciones de cosas, sino expresiones de voluntad… conjuntos de imágenes capaces de evocar en bloque y exclusivamente a través de la intuición, previamente a cualquier tipo de análisis reflexivo, la masa de los sentimientos que corresponden a las diversas manifestaciones de la guerra librada por el socialismo en contra de la sociedad moderna. Sorel identifica mito y convicciones, entendiendo éstas en términos de las ideas y creencias de Ortega. Sorel distingue entre la ética del guerrero, que apoya, y la del intelectual, que condena: Ya no hubo soldados ni marinos, sólo hubo tenderos escépticos.

Fases del pensamiento soreliano

Socialismo marxista
En una primera fase, los sorelianos metamorfosean el marxismo, construyen una nueva ideología revolucionaria, desechando las teorías marxistas de plusvalor y de clase. Sorel vacía el marxismo de hedonismo y de materialismo, haciéndolo pasar de ser una máquina intelectual esclerotizada a una fuerza movilizadora en pos de la destrucción de lo que existe, el mundo materialista burgués. La teoría de los mitos se vuelve el motor de la revolución y la violencia su instrumento: La violencia proletaria, no sólo puede garantizar la revolución futura, sino que, además, parece ser el único medio de que disponen las naciones europeas, embrutecidas por el humanismo, para recobrar su antigua energía. Para Sorel, sólo los hombres que viven en estado de tensión permanente pueden alcanzar lo sublime. En esa vía, Sorel reivindica el cristianismo primitivo y el sindicalismo de combate de su tiempo. No nos molestaremos en demostrar que la idea de violencia revolucionaria no se ciñe al derramamiento de sangre ni a la brutalidad, que son inherentes a la explotación del trabajador, camuflada bajo la cortina de humo del sufragio partitocrático. Por esa vía, también la crítica del sociólogo Pareto al marxismo, base de su teoría de las élites, se acerca a la de Sorel.

Sindicalismo nacional
En una segunda fase, a partir de que Sorel abandona el socialismo (1909), el mito nacional sustituye al mito exclusivamente proletario, ya desalentado en la lucha contra la decadencia democrática y racionalista. La enseñanza obligatoria, la alfabetización en las zonas rurales, el acceso lento pero continuo de la clase obrera a la cultura, no favorecen la conciencia de clase del proletariado, sino más bien una nueva toma de conciencia de la identidad nacional. Los sorelianos ven la organización de la sociedad en términos sindicalistas. Sorel cree que el sindicalismo, en su lucha contra la dictadura de la burguesía y la dictadura del proletariado, ambas materialistas, posee un alto valor civilizatorio. La influencia de Sorel se refleja en el parlamento de productores defendido por José Antonio, así como en la afirmación: Concebimos a España como un gigantesco sindicato de productores. Ledesma asumirá, además, el término de sindicalismo nacional que se extiende entre los sorelianos franceses e italianos. A la postre, lo nacional vira hacia formas de sindicalismo al igual que los sindicalistas varían hacia diferentes escuelas de nacionalismo. Asumen, también, de Sorel que la disciplina, la autoridad, la solidaridad social, el sentido del deber y del sacrificio, los valores heroicos, son otras tantas condiciones necesarias para la supervivencia de la nación. El mito nacional releva al mito meramente social como motor revolucionario. Para ello, es preciso que la convicción se apodere absolutamente de la conciencia y actúe antes que los cálculos de la reflexión hayan tenido tiempo de aparecer en el espíritu. Es decir, opta por la opción de la nueva civilización que nace de la acción directa antes de la reflexión teórica. Aquí Ledesma recibe una mayor influencia soreliana que José Antonio, que a pesar de su renuncia a la torre de marfil de los intelectuales siente una cierta nostalgia por ella, visible en su Elogio y reproche a Ortega y Gasset.
La vanguardia cultural de la primera década del siglo XX, los futuristas, reciben con entusiasmo las ideas sorelianas prefascistas: Los elementos esenciales de nuestra poesía serán el coraje, la audacia y la rebelión.. Queremos derribar los museos, las bibliotecas, atacar el moralismo (…) Ensalzamos las resacas multicolores y polifónicas de las revoluciones. En pie en la cumbre del mundo, lanzamos una vez más el desafío a las estrellas. (Marinetti, 1909).
Un hecho crucial en la opinión pública occidental está en 1920. Cuando, respaldados por numerosas huelgas parciales y ocupaciones de fábricas en el norte de Italia, los nacionalsindicalistas italianos presenten su propuesta de autogestión de la industria al ministro de Trabajo, Arturo Labriola. El primer ministro Giolitti reconoce el derecho de participación de los trabajadores en las empresas. El nacionalsindicalismo italiano obtiene así una victoria épica.
Con todo ello, los sorelianos abren la tercera vía entre las dos concepciones totales del hombre y la sociedad que son el liberalismo y el marxismo, ideologías presas del racionalismo donde se prescinde de la intuición y del sentimiento en favor de un imposible concepción matemática de las ciencias sociales. El discurso de Sorel se hace transversal, basado fundamentalmente en el poder de los sindicatos pero repudiando el carácter meramente reivindicativo de éstos, es decir, su domesticación en brazos del socialismo parlamentario. Sorel repudia los pactos y acuerdos con la burguesía, así como el sistema de dominio del liberalismo democratizado: el parlamentarismo. Sorel odió tanto a la burguesía y la democracia liberal que recibió con expresiones de júbilo la revolución rusa, a pesar de haber criticado enérgicamente el leninismo de los revolucionarios profesionales. Sorel ve en Lenin la revancha del genio creador del jefe contra la vulgaridad democrática. Aconsejaba a los sindicatos alejarse del mundo corrupto de los políticos y de los intelectuales burgueses, distinguiendo entre conspiración y revolución. Sólo la segunda da vida a una nueva moral. Sólo los trabajadores más militantes -dice Sorel- son sindicalistas: El obrero de la gran industria sustituirá al guerrero de la ciudad heroica. Por tanto, los valores de ambos son comunes y el ascetismo y la eliminación del individualismo suponen características compartidas por el soldado-monje y por el obrero-combatiente. Podemos encontrar coincidencias entre el desarrollo de Sorel y el de Spengler.

Fascismo
Sorel no desacreditó el uso que los fascistas hacían de su nombre. De hecho, el fascismo nace de la crítica sindicalista, con un fuerte componente soreliano, al marxismo racionalista ortodoxo. El fascismo se revela contra la deshumanización introducida por la modernización en las relaciones humanas, pero, al contrario que el tradicionalismo, desea conservar celosamente los logros del progreso. La revolución fascista busca transformar la naturaleza de las relaciones entre el individuo y la comunidad sin que por ello sea necesario desbaratar el motor de la actividad económica moderna. Los sorelianos son los primeros revolucionarios surgidos de la izquierda que se niegan a cuestionar la propiedad privada. Consideran que atacarla supone confundir al enemigo real: la concepción burguesa y materialista de la existencia, que también encarnan el jacobino y el socialdemócrata.
Los sorelianos se mantienen fieles a la idea de que todo progreso depende, y dependerá, de una economía de mercado, al igual que hoy defiende el economista joseantoniano Velarde Fuertes, distintas de los planteamientos estatistas de Dionisio Ridruejo. En este punto del debate, los nacionalsindicalistas se escinden, la mayoría pasa a apoyar directamente al fascismo, incluso cuando éste modera su aspecto de transformación económica de la sociedad. Otro pequeño sector, el ala izquierda, rompe con el fascismo y recupera el viejo axioma del sindicalismo revolucionario: la sociedad de trabajadores libres.
El paso de uno a otro es visible en José Antonio en la comparativa del Discurso de la Comedia de 1933 al Discurso de la revolución Española de 1935, en el que enumera cuatro tipos de propiedad: la personal, la familiar, la comunal y la sindical. Están ausentes la estatal y la correspondiente a sociedades anónimas.
En cualquier caso, con la síntesis fascista, la estética revolucionaria y heroica se convierte en parte integrante de la política y de la economía.
Conclusión
Sorel, en los artículos reunidos en las Ilusiones del Progreso, denuncia a Descartes, dado que sus ideas lo son de la clase dominante. Desecha el racionalismo que deviene en optimismo al entender el mundo como un inmenso almacén donde todos pueden satisfacer sus necesidades materiales. Sorel pide que el socialismo se transforme en una filosofía de comportamiento moral, donde las relaciones de los trabajadores generen una nueva ética, absolutamente distinta de la moral burguesa, el enemigo real de Sorel.
Sorel abandona el proletarismo cuando comprueba que la violencia obrera, sustentada en las reivindicaciones materiales, no eleva al proletariado al nivel de una fuerza histórica susceptible de engendrar una nueva civilización. Sorel anuncia que el sindicalismo se separa del socialismo racionalista y repudia, finalmente, a Marx y a Hegel. Sorel asume la frase de Croce y afirma: El socialismo ha muerto, cuando descubre, con amargura, que las ideas, preocupaciones, fines y comportamientos del trabajador no difieren de aquellas de los burgueses. El carácter pactista del parlamentarismo liberal ha seducido a los partidos socialistas europeos occidentales y los sindicatos, animados por la acción directa y el mito de la huelga revolucionaria, o se amoldan o se separan radicalmente del socialismo parlamentario.
Sorel se desentiende de las construcciones teóricas que anteceden a la acción. Él es un enamorado del hecho revolucionario, lo que ayuda a comprender su paso del marxismo de combate, que abandona cuando la socialdemocracia se domestica en los parlamentos, y da su posterior adhesión a los procesos de revolución nacional que sacuden Europa.
Cuando el 23 de marzo de 1919, en la plaza San Sepolcro de Milán, Mussolini funda el fascismo italiano, entre los presentes se encuentran muchos sindicalistas sorelianos, hastiados de la connivencia de la burguesía con el Partido Socialista Italiano del que también procede el futuro Duce.
En resumen, el fascismo no nace de la burguesía sino que es una escisión de la izquierda socialista, la fracción de aquellos que abominan del liberalismo parlamentario y consideran que la misión histórica del proletariado no es imponer una dictadura sino crear una civilización.
A la postre el fascismo pierde su empuje revolucionario, es decir, cuando inicia su política de pactos con la burguesía industrial, los partidos nacionales del resto de Europa rompen con él y buscan un nuevo engarce de la revolución nacional con el brío puro y antipolítico de las masas anarcosindicalistas. El mejor ejemplo lo tenemos en Ramiro Ledesma y La Conquista del Estado. Ledesma no opta por el fascismo, a pesar de su viva la Italia de Mussolini o viva la Germania de Hitler, ni por el bolchevismo, también a pesar de su viva la Rusia de Stalin, sino por algo consustancial a todos ellos, el fin de la democracia liberal, ese régimen basado en palabras del soreliano Berth, en el voto secreto…el símbolo perfecto de la democracia. Ved a ese ciudadano, ese miembro de lo soberano, que temblorosamente va a ejercer su soberanía, se esconde, elude las miradas, ninguna papeleta será lo suficientemente opaca para ocultar a las miradas indiscretas su pensamiento….
Ledesma, como Sorel y José Antonio, entienden que el trabajador está llamado a recuperar el sentimiento heroico de la existencia, antaño en manos del guerrero.
Sorel es la superación del mecanicismo marxista.. José Antonio da un paso más, superando el fascismo corporativista y enlazando la cuestión social y la nacional con el compromiso humano y utópico.
En resumen, el fascismo es una revisión del socialismo. El nacionalsindicalismo, al final, supone una superación del carácter material y pactista de ambos, entroncando con el sindicalismo revolucionario y la nacionalización del proletariado, construyendo una sociedad vertebrada sin estatismo.


Por Gustavo Morales

domingo, 8 de marzo de 2015

Bienvenidos al País de la Crítica

Como bien dice el título, “Bienvenidos al país de la crítica”, en este artículo por denominarlo así, quiero hablar o comentar por encima, a lo que se dedican los cientos de internautas y militantes de nuestro querido “área tercerposicionista” (A pesar de mi creencia de que esto es inexistente), a la crítica de las viejas cotillas.

En un país en el que se podría conseguir algo, por la forma afable del español y en un país con una situación económica como la actual, no hemos sabido sacar nada, por no sacar, no nos hemos sacado ni el estigma de “malotes marroneros”. Mientras tanto y como divertimento, el “área” se ha dedicado a pleno empleo a la crítica, al marujeo y al hundimiento de movimientos, ya sea con verdades a medias o mentiras sin fundamento alguno.
Podríamos hablar desde las “peleas” entre ANR y AN (Y otras muchas peleas de partidos y/o asociaciones que nos aburriríamos de comentar aquí), como de las gilipolleces entre grupos ultras como US o FA, por si este ha hecho tal y este cual, en vez de dedicarse a causas comunes, pero bueno ¡VIVA LA SALSA ROSA! Pero no, vamos a hablar de los pequeños o los cachorros como dice la prensa que se autodenominan a los jóvenes.

Los cachorros se dedican a llamar y a tratar de puta a toda mujer que entra en nuestra querida área patriota, sin ver o saber si es realmente una puta o si de verdad viene interesada por los valores que a todos se supone que nos han atraído a las ideas que afirmamos poseer. Siguiendo, podemos hablar también de aquellos que por ir en grupo o de ser de una ciudad miran mal a los que vienen de otras ciudades para apoyarlos en manifestaciones, concentraciones o mínimamente en unas conferencias. Pero bueno España siempre se ha caracterizado por nuestros “buenos modales” gracias a Dios. También podemos hablar de los que se dedican a criticar movimientos similares a ellos, en el que es una batalla constante, “Tú te drogas más”, “No tú te drogas más”, a nosotros solo nos queda decir ¡Viva la Pepa! Por reírnos del mundo en el que nos ha tocado vivir.

Si la crítica para nada constructiva falla pues se recurre a la difamación y al inventarse historias que nunca sucedieron como el ya típico por desgracia, “Yo les vi pelearse”, “Vinieron ellos primero”, “Ese se juntan con negros” o el innovador “Son nazbols no te juntes con ellos”. Si después de todo esto falla el boicot, pues nada se recurre a las palizas y el tortazo limpio cual camorra napolitana de baja estofa.

Hablando de camorra napolitana, hablemos de lo internacional, se me olvidaba recordar, a los seres que supuestamente lo saben todo de la “Geopolítica” (la cual me repugna) y que supuestamente andan informados de todo lo que ocurre en otros países, a partir de lo que han leído en periódicos (para nada manipulados) como “El Mundo” o “El País”, de esta manera desinforman a sus amigos que bajo creencia de que estos están bien informados o afirman estarlo hasta casi las últimas consecuencias y así la desinformación hace un recorrido cual “juego del telefonillo” (Por favor, petición personal, intentad investigar mejor o por lo menos callaros si no sabéis nada, que por cagarla no pasa nada pero cuando os inventáis cosas, desprestigiáis muchas veces las labores de movimientos que dan muchas veces trescientas mil vueltas al nuestro)


Después de criticar yo, como buen miembro de este querido deporte nacional, solo queda decir que estamos abocados al fracaso, con tanta crítica absurda y tantos piques absurdos, a ver si por una vez en vuestras inocuas vidas os dedicáis a crear en vez de destruir, sé que es más difícil y que cuesta más trabajo pero igualmente crea más gente a la que podréis criticar, pensadlo bien.








sábado, 7 de marzo de 2015

Acción Política



I. LA ACCIÓN POLÍTICA 

Las juventudes españolas, como sujetos históricos de la revolución nacional, tienen sobre todo que elegir, sin posibilidad de opción, como campo y teatro de su presencia, éste: la acción política. Y ello, nunca para incrustarse en sus banderas actuales ni para servir lo más mínimo los problemas que en ella se planteen, sino con esta doble finalidad: primera, apoderarse de las zonas rectoras, donde en realidad se atrincheran los poderes más directamente responsables de la inercia hispana; segunda, acampar en el seno mismo de las eficacias populares, en el torbellino real de las masas. 
No es, pues, en la ciencia, en la religión, en la sabiduría profesional, en el culto doméstico, en el deporte, donde la acción y la presencia de las juventudes debe manifestarse en esta coyuntura anómala de la Patria: ES EN LA ACCIÓN POLÍTICA. Aquí tienen que confluir los bríos, considerando aquéllas otras cosas como valores que en este momento deben subordinarse a los propósitos de la revolución nacional, objetivo en el fondo de índole política, y reconociendo que aquellos son inoperantes, parciales, e inadecuados por sí solos para las tareas históricas que hoy nos corresponden.

España no recobrará su gran destino ni los españoles recobrarán su vida digna, CON RAPIDEZ Y URGENCIA, por el camino de la sabiduría, ni por el de la misión religiosa ni por el de la preparación profesional ni por el hecho de que todos seamos buenos deportistas. Todo eso, AUN LOGRADO, podría muy bien convivir con la desgracia histórica de España, con su servidumbre, con su disgregación y con su esclavitud internacional. 

El timón de la rapidez, de la urgencia es el que permita desarticular y vencer el poder político dominante, sustituirlo, y emprender con las masas españolas la edificación y conquista histórica de la Patria. Eso requiere ir a la acción política, aun con el propósito evidentemente de reducir a cenizas la política partidista, mendaz y urdidora de desastres. 

Presentar a las juventudes el camino de la acción política es mostrarle el lugar concreto donde reside el timón histórico que ellas precisamente necesitan, donde está —y en manos ineptas, insensibles o traidoras— el trasmutador eléctrico, mediante el que se dan los dramáticos apagones o se encienden y abrillantan las rutas históricas. 

No hay escepticismo peor ni doctrina más perniciosa e impotente para las juventudes que el caer en el apartamiento, la desilusión y el desprecio inactivo por las movilizaciones y eficacias del linaje político. Quienes las adopten se condenan sin remisión a un limbo permanente, a una eterna infancia de imbéciles y de castrados. 

La primera preocupación estratégica es, pues, la creación de un órgano de acción política, bien acorazado para resistir las sirenas, para despreciar los contubernios y para dar el golpe definitivo al artilugio político de los partidos en que se basa y apoya el Estado vigente. A la política, pues, no en papel de rivales de estos o aquellos partidos, sino en rivalidad permanente y absoluta con el sistema entero. Política contra las políticas. Partido contra los partidos.

II. ACCIÓN DIRECTA 

Que las juventudes tienen que adoptar una táctica de acción directa, es decir, una moral de desconfianza hacia todo lo que no proceda de ellas y una decisión de imponer por sí mismas las nuevas normas, es algo en realidad incuestionable.  

Eso va implícito en la actitud que antes hemos dicho corresponde a nuestros jóvenes: la actitud del soldado. El soldado practica siempre la acción directa, y es por su propia calidad, el único que la representa en toda su gran fecundidad y relieve moral.
Las juventudes son asimismo, como sector social, las únicas que imprimen a la acción directa, no un sentido particularista, de exacerbación y desorbitación de una clase, sino el carácter íntegramente nacional y humano, la justificación profunda de su violencia para con los valores parásitos y para los intermediarios provistos de degradación. 

La acción directa garantizará a nuestras juventudes su liberación de todo mito parlamentarista, de todo respeto a lo que no merece respeto, de toda posternación ante ídolos vacíos y falsos. Pues se verá siempre en peligro, al aire, en plena vida ascética y de gran dimensión emocional, de gran potenciación histórica. 

En la práctica de la acción directa se efectúa además algo que en nuestra Patria es urgentísimo: la posible aparición y selección de las nuevas minorías rectoras, procedentes de las masas, surgidas de ellas y sustituidoras, por propio y auténtico derecho de conquista, de las minorías tradicionales o procedentes de los partidos y sectas políticas dominantes. 

La acción directa no es siempre ni equivale a la violencia armada. Es en primer lugar la sustentación de una actitud de ruptura, de una moral de justicia rígida contra la decrepitud o la traición, de una confianza plena, totalitaria, en lo que se incorpora y trae. 

La violencia, la ruptura, tendrá en nuestras juventudes, como realizadoras e impulsoras de la revolución nacional, un eco profundo de realización moral, de heroísmo, de firmeza y de entereza. 

Precisamente por ello cabe adscribir tres justificaciones, tres dimensiones a la violencia de las juventudes, de las cuales una sola, cualquiera de ellas, bastaría y se autojustificaría de modo suficiente: 

a) Como valor moral de ruptura, como desprendimiento y rebelión contra valores decrépitos, traidores e injustos. 

b) Como necesidad, es decir, como principio obligado de defensa, como táctica ineludible en presencia de los campamentos enemigos (España está hoy poblada de verdaderos campamentos, en pie de guerra). 

c) Como prueba, como demostración de entereza, de capacidad y de la licitud histórica que mueve a los soldados de la revolución nacional.

Estas justificaciones vedan a la acción directa de las juventudes de toda caída en el crimen, en el bandidaje y en la acción política vituperable, que es la que va siempre ligada a un signo individual, anárquico y de pequeños grupos visionarios. 

 Por Ramiro Ledesma Ramos.

Extraído por SDUI de: "Discurso a las juventudes de España"